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Incendios

El infierno del incendio de la Marina también se puede producir en la Safor

Un informe de la asociación APEIF revela que la mayoría de las urbanizaciones de la comarca que están enclavadas en el monte suspenden en planes de prevención y evacuación - Los fuegos de interfaz son los más peligrosos para las personas

El infierno del incendio de la Marina también se puede producir en la Safor

El desastre medioambiental que se produjo hace una semana en la Marina y que no sólo transformó Bèrnia y la Granadella en un paisaje lunar sino que afectó a viviendas y a vehículos de varias urbanizaciones también podría producirse en la Safor con unas consecuencias parecidas.

Aunque el modelo de ocupación del territorio no es tan invasivo, gran parte de los residenciales ubicados en los montes de la Safor se convertirían en un polvorín en el caso de que ocurriera un incendio forestal cercano.

Esto, que ya lo han advertido en repetidas ocasiones fuentes del Consorcio Provincial de Bomberos, lo ratifica ahora un informe elaborado por la Asociación para la Prevención de Incendios Forestales (APEIF). Voluntarios de esta entidad llegan a esta conclusión tras analizar 27 zonas residenciales de la comarca enclavadas junto a masas forestales.

Las urbanizaciones analizadas son las siguientes: Molló de la Creu, Montesol, Montepino, Monterey, Santa Marta, Cirilo, Cases de l'Algar, Las Cumbres y Marxuquera (en Gandia); La Drova (Barx); L'Ermita y Monte Corona (Ador); El Tossal (Palma de Gandia); Camí de Forna, La Llacuna y Les Tancades (en Villalonga); Panorama I y II, Sant Pere y Xiricull (Oliva); Bellavista y Tossal Gros (la Font d'en Carròs); La Serreta (Ròtova); Les Foies (Simat de la Valldigna); Monte Real (El Real de Gandia) y Monte Vernissa, en Almisserà.

Tras visitarlas, los miembros de APEIF completaron unas fichas tomando en consideración cuatro criterios básicos a los que, por otra parte, obliga la ley: disponer de hidrantes, tener buenos accesos y vías adecuadas para evacuación y vehículos de emergencias, habilitar una franja perimetral de 25 metros de ancho libre de vegetación arbustiva que separe la zona edificada de la forestal, y realizar periódicamente trabajos de silvicultura preventiva.

El resultado es que la mayoría de ellas no llega ni siquiera al aprobado: suspenden estrepitosamente. El coordinador de APEIF, Salvador Palomares, señala que con este informe «sólo pretendemos llamar la atención, sin ánimo de denunciar, pero hay autoridades que sí tienen competencias para que no se reproduzcan estas situaciones, como los ayuntamientos, la Generalitat y la Guardia Civil a través del Seprona».

Y, por otra parte, Palomares hace un llamamiento al sentido común de las personas que viven o veranean en el monte: «Está claro que en caso de incendio los bomberos siempre van a proteger sus vidas, sus casas y sus propiedades, pero ellos también deben poner de su parte para facilitar el trabajo a los efectivos de extinción ante un fuego de interfaz».

A nivel colectivo, aunque algunas piscinas se podrían aprovechar para recoger agua, la ley obliga a disponer de hidrantes, bien señalizados y visibles. Y no sólo deben estar operativos, sino que además deben salir de ellos agua limpia y no fangosa, que no serviría para apagar el fuego. Los hidrantes son un buen remedio teniendo en cuenta que el parque de Bomberos de Gandia no va sobrado de camiones cuba.

Moreras, mejor que cipreses

Ya en el entorno del chalé hay que tener cuidado con los árboles ornamentales que planta el propietario. «Se suele optar por los cipreses porque son más resistentes al fuego, pero al fin y al cabo todo es madera, un ciprés no es ignífugo», advierte Palomares, quien aconseja plantar coníferas como las moreras, «porque las hojas conservan más humedad» pero en ningún caso un pino mediterráneo «que dentro acumula resina, es combustible puro». Tampoco estaría de más que hubiera mangueras a la vista. «Lamentablemente, estos consejos siempre se recuerdan cuando hay un gran incendio forestal pero luego se olvidan y todo sigue igual», explica Palomares.

Las urbanizaciones más vulnerables son las de Marxuquera y las situadas a ambos lados de la carretera entre Gandia y Barx. En Simat de la Valldigna, Les Foies también está en una situación de riesgo. La asociación se ha puesto en contacto con los alcaldes de las poblaciones que albergan estas urbanizaciones para concienciarles también a ellos de este problema, agravado por la peor sequía de los últimos 50 años.

En la Safor ya ha habido siniestros donde se tuvieron que evacuar a vecinos de varias urbanizaciones y residencias de tercera edad, como en el incendio de Barx del 25 de marzo de 2013, originado por la quema de unos petardos en el ya castigado paraje del Montdúver. Los peores años en la comarca fueron 2013 y 2014, con más de 3.000 hectáreas arrasadas, y junio de 2012, con el incendio de Llocnou de Sant Jeroni, que quemó más de 1.350 hectáreas entre varias poblaciones de la Safor y la Vall d'Albaida.

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