Tres días duró el sueño de un grupo de ciudadanos rumanos que llegaron a Gandia pensando que iban a trabajar en la campaña citrícola pero que acabó convirtiéndose en una auténtica pesadilla para ellos.
Así lo denunciaron ante la Policía Nacional de Gandia. Los hechos ocurrieron la pasada semana. Según ha podido saber Levante-EMV, el grupo, formado por diez hombres y tres mujeres de entre 25 y 35 años, había pagado 80 euros por persona desde su país, más el coste del viaje, bajo la promesa de que cuando llegarían a España, y más concretamente a Gandia, les esperaban unos meses de intenso trabajo en los campos valencianos recogiendo naranjas.
Llegaron en avión hasta Valencia y desde allí cogieron un autobús con destino a Gandia. Lo que encontraron al llegar a la capital de la comarca de la Safor no tenía nada que ver con lo que les habían prometido. Nadie les esperaba, no existía el trabajo y estaban completamente abandonados.
Aunque en la ciudad hay muchos compatriotas, todos ellos era la primera vez que viajaban a Gandia y se encontraron con que no conocían la ciudad, ni el idioma y, además, estaban sin dinero.
Cargados con sus maletas llenas de ropa para pasar una buena temporada en Gandia y al darse cuenta de que les habían estafado, se dirigieron a la comisaría de la Policía Nacional para formular denuncia.
Según fuentes conocedoras de la situación, fue la propia comisaría la que se hizo cargo de pagar la estancia de las trece personas en una pensión durante dos noches.
Aunque el deseo de los ciudadanos rumanos era el de regresar a su país, lo cierto es que no podían hacerlo, ya que la falta de recursos económicos les impedía adquirir los billetes.
Así que la Policía Nacional pasó el caso a la Local, que empezó a trabajar de forma conjunta con el Ayuntamiento de Gandia para tratar de dar una salida a los presuntos estafados.
El consistorio se hizo cargo de abonar una noche más en la misma pensión donde se habían alojado desde que llegaban a Gandia.
A partir de que el caso llegó al consistorio, pasó a manos de la Agencia de Mediación para la Integración y la Convivencia Social (Amics), que empezó a trabajar para tratar de hallar una salida a la situación de estas personas.
El primer paso fue contactar con el consulado rumano en España, donde no aportaron ninguna solución a la cuestión, según apuntaron las fuentes consultadas por este periódico.
El siguiente paso fue el de contactar con las familias de los integrantes del grupo, que finalmente se hicieron cargo de abonar los billetes para el viaje entre Valencia y Rumanía. El último escollo por salvar era el de desplazarse hasta Gandia. En este caso fue Cáritas la que se hizo cargo de abonar el traslado de los pasajeros.
De ese modo, a finales de la pasada semana, acababa el periplo de este grupo de personas que solo pretendía trabajar en España para ganar dinero.
La Policía Nacional de Gandia, por su parte, ha abierto una investigación para tratar de encontrar al autor o autores de la presunta estafa que trajo a los trece ciudadanos rumanos hasta la capital de la comarca de la Safor.
