Las esperadas obras para la construcción de nuevos nichos en el cementerio de Almoines después de conocerse que ya no quedaban casetas libres para enterramientos han arrancado, pero lo han hecho con polémica.
Para realizar las obras, la empresa ha cortado una decena de cipreses centenarios que estaban ubicados en un jardín interior, donde se construirá el nuevo módulo con 72 nuevos nichos y 160 columbarios para depositar cenizas.
Se trata de árboles que, si bien no están protegidos, sí que tienen un valor patrimonial importante, puesto que se encontraban en el camposanto de Almoines desde que se inauguró, durante los primeros años del siglo XX.
Como se aprecia en la imagen, en este caso no se ha mantenido la misma sensibilidad que se tiene con los árboles en otras ciudades. El ejemplo es Gandia, donde solo se cortan los que se encuentran en mal estado, sobre todo desde que el concejal Xavi Ródenas tomó las riendas del departamento de Medio Ambiente. Aún se recuerda la polémica por la construcción de un nuevo campo de rugby que se paralizó porque el propio Ródenas se oponía a que se talaran varios ejemplares.
Las obras del cementerio de Almoines las está llevando a cabo la parroquia de San Jaime, que es la titular del recinto.
Desde el grupo municipal de Compromís denunciaron ayer esta actuación y anunciaron que van a solicitar información sobre las obras. «Queremos saber si la iglesia tenía licencia de obras y si existía un informe del técnico agrícola donde se autorizaba a cortar los árboles», indicó un representante de la formación nacionalista. Compromís tachó la acción como de «atentado contra el patrimonio natural» y como «una acción innecesaria para la construcción de los nichos». Los nacionalistas reclaman «una ampliación exterior que ese espacio sea de gestión municipal».
El alcalde, Joan Cardona, señaló ayer que la parroquia sí que dispone de licencia de obra. Así pues, insiste, los trabajos que se lleven a cabo en el interior del recinto son decisión del arzobispado, incluso la decisión de cortar árboles, que, en todo caso, recuerda Cardona, no están protegidos.
