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Medio Ambiente

Un informe revela la muerte de 150 rapaces electrocutadas en el marjal Oliva-Pego

El colectivo ecologista que ha elaborado el estudio basándose en los cuerpos recuperados en los tres últimos años, cree que serán más porque hay muchos ejemplares fallecidos que no se encuentran

Una ave fallecida enganchada en una torre. levante-emv

Un informe elaborado por el colectivo «No + Aves Electrocutadas» cifra en al menos 150 las rapaces que han perecido en el entorno del parque natural del marjal Oliva-Pego en los últimos tres años por una descarga eléctrica al posarse en alguna de las torres de la línea que transcurre paralela al oeste de este paraje que no disponen de las protecciones que evitarían este tipo de incidentes.

Esta cifra suma los casos que se han detectado, pero desde el colectivo ecologista consideran que podrían ser muchos más -entre 400 y 500-, si se contabilizan los ejemplares que caen muertos en recintos privados, los que no se encuentran o los que se convierten en alimento para otros animales, como ocurre en ocasiones.

El estudio recoge los cuerpos recuperados en el último trienio. Sin embargo, miembros de la plataforma han revelado que en apenas seis meses se han recogido en esta línea hasta diez rapaces fallecidas electrocutadas: Seis búhos reales, tres águilas ratoneras y un halcón «tinnunculus». A esto se le une el hecho de que muchas de estas aves fallecen cuando van a buscar alimentos para sus crías, quienes, según los expertos, acaban muriendo de hambre al no regresar la madre al nido.

El informe revela que el mayor número de incidentes se producen principalmente en las estaciones de otoño, cuando hay mayor dispersión de las rapaces, y en primavera, que es cuando más se mueven por la necesidad de alimentar a sus crías y salen a buscar la comida.

Los expertos que han trabajado con «No + Aves Electrocutadas», explicaron a Levante-EMV que no todas las torres eléctricas que transcurren por esta línea matan a las aves, sino que son especialmente tres configuraciones técnicas las que provocan el fallecimiento: Las que disponen de aislador rígido, puente flojo sobre cable central y la torreta de fin de línea.

Según los expertos, la mayoría de las rapaces que se encuentran en la marjal Oliva-Pego llegan desde latitudes más septentrionales buscando unas temperaturas más suaves. Los mismos indican que de cada diez aves que llegan apenas regresan dos, ya que muchas de ellas mueren al quedarse enganchadas en las torres eléctricas.

Una solución urgente

Ya no es que lo reclamen los colectivos ecologistas, sino que es la propia Unión Europea la que ha reclamado que se protejan las torres de la línea eléctrica que transcurre entre las comarcas de la Safor y la Marina Alta. Solo de ese modo, la zona del marjal Oliva-Pego podrá entrar a formar pare del programa de reintroducción del águila pescadora. La administración europea considera que mientras existan las torres eléctricas tal y como están ahora, esta ave no podrá reintroducirse porque corre el peligro de que perezcan todos los ejemplares.

A través del convenio de Bonn, Europa pidió a España que solucionara la cuestión de las líneas eléctricas. Sin embargo, según indican los expertos, sólo se declararon unas cuantas de protección para las aves.

La Ley de Responsabilidad Medioambiental vigente en España señala que cualquier empresa que causa un gran impacto como en este caso, que además provoca desequilibrios en plagas de especies como jabalíes, conejos, urracas o ratas, la administración debía obligarla a poner en marcha medidas de protección como la instalación de fundas de silicona en el cableado de las torres para evitar estos incidentes.

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