Memorial del montañismo de la Safor a los «seis de Gredos»

Una placa recuerda desde el sábado en el paraje natural del Parpalló-Borrell a los seis jóvenes gandienses y al montañero madrileño que murieron hace 45 años en la sierra de Ávila tras un alud

Intervención del director general de Medio Natural, Daniel Muñoz.

Intervención del director general de Medio Natural, Daniel Muñoz. / Natxo Francés

Josep Camacho

El montañismo de la Safor rindió el sábado pasado un homenaje a los seis jóvenes gandienses que fallecieron en la sierra de Gredos el 14 de abril de 1979, hace ahora 45 años, tras ser sorprendidos por una avalancha mientras dormían acampados en la estrecha garganta de La Apretura, a dos mil metros de altitud, en Los Galayos, un paraje rocoso de la provincia de Ávila. Se trata de Maite Villaplana, Pep Camarena, Carlos Román, Ignacio Hernández, Juanjo Martínez y Ximo Martínez, con edades comprendidas entre los 18 y los 26 años. 

El suceso conmocionó a toda la comarca. Todos ellos están enterrados en el cementerio municipal en seis nichos cuya superficie la recubre una lápida encargada en su día por el Centre Excursionista de Gandia, del que eran miembros. El mismo día de la tragedia, pero a mediodía, hubo un segundo alud que sorprendió a cuatro montañeros madrileños mientras realizaban la ascensión y que segó la vida a uno de ellos, Esteban Altieri, de 18 años. 

Vista del homenaje, en el Centre d’Interpretació Parpalló-Borrell.

Vista del homenaje, en el Centre d’Interpretació Parpalló-Borrell. / Natxo Francés

El memorial, organizado por el colectivo «A un tir de pedra» y el Centre Excursionista de Gandia (CEG), tuvo lugar en el Centre d’Interpretació Parpalló-Borrell, a los pies del Mondúver, el Parpalló, el Cingle Verd y bajo la atenta mirada del Penyalba. Unos parajes que los malogrados jóvenes conocían bien, ya que eran experimentados montañeros y pioneros en la Safor en escalar cimas y explorar cuevas en aquella época.

Consistió en descubrir una placa de mármol pegada a una roca con sus nombres (también el de Altieri) y la frase «Allò que estimem ens fa ser com som, ens fa sentir i ens fa ser lliures». Fue una soleada mañana a la que acudieron familiares y amigos, y promotores de la iniciativa, como Vicent Cervera y Xavi Cervera, de «A un tir de pedra», y Toni Peiró, presidente del CEG. También estuvieron el alcalde, José Manuel Prieto, la concejala de Medio Ambiente, Alícia Izquierdo, y el director general de Medio Natural de Gandia, Dani Muñoz. 

Xavi Cervera se dirige a los asistentes.

Xavi Cervera se dirige a los asistentes. / Natxo Francés

Por lo que respecta a los familiares directos, la mayoría son hermanos, y sólo quedan dos madres con vida, Emiliana Furió (98 años), madre de Pep y viuda del catedrático Josep Camarena, que estuvo en el homenaje, y la exconcejala del PP Marita Gil de Tejada, madre de Ignacio, también nonagenaria, que no pudo acudir por motivos de salud. 

Como portavoz de la familia tomó la palabra Nuria Villaplana, hermana de Maite, quien agradeció a entidades y ayuntamiento que sigan manteniendo vivo el recuerdo 45 años después. «Recordémoslos con nuestra mejor sonrisa porque ellos continúan y continúan siempre con nosotros», señaló.

Hubo también intervenciones musicales. Por una parte, la «dolçaina i tabal» que abrió con «Tocata de pa beneït» y cerró con la «Muixeranga», y una joven violinista que interpretó el «Cant dels ocells». Además, se escuchó una canción de la que pocos sabían su existencia, compuesta por unos amigos al poco tiempo de sus muertes, titulada «L’estel nou». 

Hermanos de los fallecidos con Emiliana, una de las dos únicas madres que siguen con vida.

Hermanos de los fallecidos con Emiliana, una de las dos únicas madres que siguen con vida. / J.C.

En abril del año pasado se hizo un homenaje parecido en Guisando (Ávila), la localidad más próxima a la sierra y al lugar del accidente, y donde también se recuerda ya que hasta la fecha es la mayor tragedia de este tipo acontecida en Gredos. 

El memorial del sábado implicó también el reencuentro de senderistas veteranos que hacía tiempo que no se veían, y a los que aquél suceso les marcó de por vida. Fue un momento, también, para recordar que nuestras vidas pueden acabar en cualquier instante. Al acabar el ayuntamiento tuvo el detalle de servir un aperitivo para los asistentes.