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Cultivo ecológico

Moscatel a la brisa del Llebeig

La ruta Atardecer entre viñedos hace visible el esfuerzo de los agricultores de Benitatxell por recuperar el cultivo ecológico de las viñas

Moscatel a la brisa del Llebeig

El Llebeig lleva el mar dentro. Su humedad da vigor a los humildes viñedos. Su resabio salino hace crujientes los granos de moscatel. «El secreto de esta variedad de uva que se cultiva tan cerca del mar es el viento de Llebeig», desvela Guillermo, que es uno de los nueve agricultores del Poble Nou de Benitatxell que se han embarcado en el proyecto del BioMoscatell. Guillermo, junto a José María y Pepe, recibe en los viñedos de la partida dels Benitatxells a los participantes en la ruta enológica «Atardecer entre viñedos».

La ruta hace visible la recuperación, iniciada hace cuatro años, del cultivo ecológico del moscatel. «Empezaron cinco agricultores. Ahora ya son nueve y los viñedos que se vuelven a trabajar con técnicas tradicionales y ecológicas ocupan 8,9 hectáreas», explica el enólogo Manu Guardiola.

Agricultores y universidad

El proyecto del BioMoscatell aúna a los agricultores, a la Universitat Politècnica de València y al Ayuntamiento del Poble Nou. Su coordinador es el técnico José Manuel Bisetto. Los inicios fueron titubeantes. «Nació centrado en la uva de mesa. El objetivo era que los labradores lograran beneficios», recuerda Guardiola. El segundo año ya se lanzó la primera añada del vino ecológico Moraig. «Llegamos a 900 botellas. El año siguiente ya triplicamos la producción y ahora hemos probado también con el zumo», indica el enólogo.

El vino sorprende. Es afrutado y suave. Pero ha desaparecido por completo el regusto dulce de la uva moscatel.

A los participantes en «Atardecer entre viñedos» el tiempo les pasa volando. Los agricultores les detallan todo el proceso del cultivo de sus viñedos. Les hablan del ingrediente secreto del viento Llebeig. Les ayudan a vendimiar. Cada participante, con tijeras o con el tradicional falçó, recolecta una caja de uva. Descubre todo el trabajo que hay tras estos cultivos. La poda, en enero, prepara las cepas para crecer con fuerza renovada. Y luego, en mayo, los labradores llevan a cabo la desmondà o poda en verd; en 20 días, se afanan en retirar los brotes que debilitarían los racimos de uva. En los viñedos, hay faena para todo el año. La vendimia comienza a mediados de agosto. Los dorados granos adquieren el dulce sabor que caracteriza al moscatel.

Esta ruta se recorre con los sentidos. El paisaje de terrazas de cultivo se transforma a medida que el sol se va ocultando. Los intensos colores de la tarde, la luz apabullante del verano, pierde fuerza, se matiza. El atardecer recorre todas las tonalidades del rojo al violeta. El paisaje es un libro abierto en el que se lee la historia de la Marina Alta. Los bancales remiten al pasado agrícola, al esplendor del comercio de la pasa, al legado morisco del cultivo de la uva. El «Atardecer entre viñedos» termina en torno a una mesa. Los participantes comparten cena con los agricultores. Allí, en las viñas, el vino Moraig descubre su buqué más genuino.

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