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Familia acogedora «de urgencia»

Madre por 45 días

La Generalitat evita internar a los bebés en centros gracias a mujeres como Amparo

Madre por 45 días

La casa desprende ese olor especial que solo emana de los bebés. En el comedor, Amparo Martínez Estrich elimina las molestas bolitas que afean un conjunto de dimensiones diminutas. Junto a la mesa todo lo que el pequeño necesita: toallitas, pañales de marca, cremas de todo tipo... Junto a la ventana, en una pequeña cuna, duerme su «ángel», un bebé de dos meses cuyo nombre empieza por A y que mantendremos en el anonimato. Así lo quiere Amparo, la mujer que decidió hace dos años ofrecerse como madre de acogida «de urgencia» es decir, cargarse de los bebés cuya tutela depende de la Generalitat y que abandonan el hospital con apenas unos días de vida para ir directos a su casa. Allí, Amparo no escatima ni en amor ni en proporcionarles aquello que necesiten. Sea lo que sea. Su tiempo, su dinero, su cariño y su atención es por y para ellos.

Recuerda a la perfección cuando cogió en brazos al que fue su primer hijo de acogida. Su nombre empezaba por R y sus padres en la actualidad la mantienen informada de su evolución. Ríe a carcajadas solo de recordar el vídeo que le enviaron este verano. «¡Nadaba como pez en el agua!, era para verlo», explica. Y no es una excepción. El resto de familias que han adoptado a los bebés que han pasado por su vida „cuatro niños y dos niñas„ hacen lo mismo. Imposible negarle a la mujer que se encargó de ellos desde el minuto cero la evolución, el crecimiento, la alegría y la felicidad de los pequeños. Muestra las fotografías que conserva de ellos y el recuerdo que ella misma hace para tenerlos bien presentes: un corazón de cerámica con la huella de sus pies y sus manos, que cuelga de la pared con el primer chupete que usaron.

«Lo importantes es que estos niños, huérfanos por distintos motivos, no pisan un centro. Del hospital vienen aquí y yo me encargo de ellos durante 45 días. En algunos casos más, „el bebé que tiene en la actualidad ya tiene dos meses„ hasta que el Generalitat Valenciana encuentra una familia para ellos. Entonces viene la asistente social y se los lleva. Siento que me arrancan la vida. Jamás los olvido y me envuelve una gran nostalgia durante un mes... hasta que llega el siguiente, le miro a la cara y me enamora al instante», explica la mujer.

Lección de vida

El bebé cuyo nombre empieza por A gruñe en la pequeña cuna que Amparo tiene instalada en el comedor. Amparo lo apoya en su pecho y calla de inmediato. «Hace dos años una amiga me informó sobre los cursos que había que hacer para ser familia acogedora. Ni me lo pensé. Siempre he sido una persona muy solidaria y he trabajado mucho de voluntaria. Me han dado la vida», asegura la que es madre de dos hijos que, de momento aún no le han dado nietos. «Mi familia me dice que si estoy loca ... que vivo por y para los bebés... Y es verdad», afirma Amparo, una mujer a la que no le falla la sonrisa en ningún momento. Lo aprendió hace años, tras superar un cáncer. «Cuando superas una enfermedad así... cuando pasas todo el proceso y lo vences... aprendes a disfrutar la vida. Por eso pongo pasión a todo lo que hago. Hace más el que quiere que el que puede, te lo aseguro», afirma.

Así, con una pensión de 630 euros y un piso de 60 metros cuadrados en Torrent, Amparo es la primera mamá para unos bebés anónimos que buscan una familia. Solo será por 45 días, pero es un tiempo primordial en sus vidas. Eso los unirá para siempre.

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