Su huella es reconocible en algunos de sus edificios, pero Quino Bono evita encasillarse en algún estilo o corriente. Eso sí, no duda en señalar que «bebe» de maestros de la arquitectura como el finés Alvar Aalto, Jorn Utzon, autor de la Ópera de Sidney, o el catalán Enric Miralles, ya fallecido.
Bono siempre ha mantenido que cada edificio se diseña para un espacio concreto, al que se vincula, y pensando en las personas que lo van a utilizar, por lo que no puede haber dos proyectos iguales. p. f. alzira