Uno de los factores que hace exponencial el crecimiento de un emprendedor es su curva de aprendizaje.

Y es que es habitual que los emprendedores que arrancan un proyecto, no estén preparados (ni por conocimiento ni por experiencia) para lo que les va a tocar hacer: nivel de calidad en la ejecución, en la toma de decisiones y en llegar a liderar un equipo de expertos en todas las áreas core de la empresa.

En Demium Startups nos hemos especializado en seleccionar y desarrollar al mejor talento emprendedor, y nos hemos encontrado multitud de casos de emprendedores que han crecido por encima de límites que podíamos imaginar. Perfiles técnicos que se han reconvertido en CEOs de sus proyectos. Desarrolladores con apenas experiencia (pero gran potencial) que han acabado liderando equipos enteros de técnicos. Incluso empresarios offline que hemos digitalizado y están montando startups líderes en sus mercados. Y es que trabajar con gente por talento, por la velocidad a la que aprenden cualquier nuevo concepto, habilidad, por la velocidad a la que integran el feedback, es sensacional.

Todo esto es clave en la fase inicial de la empresa, donde pivotar el modelo de negocio es algo habitual, donde la planificación de la semana con tus cofundadores tiene mucho de improvisación o incluso donde prima la velocidad antes que la calidad en tus lanzamientos. En esos primeros meses donde todo empieza.

Sin embargo, los emprendedores debemos asumir que habrá aprendizajes mucho más importantes que vendrán después. Y que además no serán habilidades que desarrolles en días o semanas, ni de los que se aprenden en una sesión con un mentor, ni leyendo un artículo que te encuentres en Twitter. Me estoy refiriendo a crear tu propio estilo como profesional. Un estilo que note tu equipo porque creces como manager. Un estilo en tu forma de gestionar tus relaciones con inversores. Un estilo con el que documentar y reportar a tus socios cada mes religiosamente. Y esto lo tienes que imprimir en cada detalle de lo que hagas y transformar en pequeñas rutinas que cuestan más de 21 días aprender. Esto pasa por puntualidad en cada reunión, por comenzar a tener un horario, por respetar tus propios descansos, incluso por definir procedimientos en tu empresa para tareas que antes no le dabas ninguna importancia. Eso pasa por convertirte en un auténtico talibán con tus rutinas.

Pero hazlo solamente si estás plenamente convencido. Solo si de verdad te ves como el líder que dentro de cuatro años tenga las habilidades necesarias para dirigir una empresa de muchos millones de euros. Sino será mejor que lo dejes para otros. Porque a partir de ahí habrás llegado a otro nivel y la competencia aquí es más dura aún

Pero si decides coger este nuevo reto, ten por seguro que poco después todo tu equipo cambiará contigo y desde ese momento tu empresa se profesionalizará e inversores y clientes lo percibirán de esa manera.

Así que demuestra que puedes seguir curvando tu aprendizaje para el siguiente nivel.