No hace mucho leía que casi la mitad de los españoles, concretamente un 46 %, apostaban por proteger el medio ambiente como un bien necesario, hecho que comparto. Protección que estaban dispuestos a acometer sólo el 20,2% de la muestra «siempre que no resulte demasiado costoso o no suponga ningún desembolso adicional para los ciudadanos» (CIS. Enero del 2016).

Tras observar esas cifras y preocupado por la huella de carbono y el medio ambiente que vamos a dejar a nuestros herederos, como ingeniero industrial me vino a la cabeza sobre qué actividad o actividades se podría actuar para abordar acciones que no resultasen demasiado gravosas y permitiesen proteger el medioambiente. Analizando datos publicados en el Inventario Anual de Emisiones Contaminantes a la Atmósfera, editado por el Ministerio de Agricultura, pude observar como el sector transporte por carretera representa, en España, el 22,4% de las emisiones globales de gases GEI y casi el 40% de las emisiones de los sectores difusos, consumiendo, además, un 32% de la energía final, tal como viene recogido en un estudio, publicado por la CNMC.

Transporte por carretera que representa, en el sector transporte, el 80% de la movilidad nacional, tanto de mercancías como de pasajeros en nuestro país y que emplea, como principal carburante, los combustibles derivados del petróleo, en un 90%, siendo, por tanto, responsable del 95% de las emisiones de gases GEI en ese sector. Frente a esos datos pude leer que, actualmente, ya están presentes soluciones más sostenibles y beneficiosas para el medio ambiente en vehículos de transporte pesado.

El gas natural licuado, es el gas ligero, denominado comúnmente natural, de origen fósil, pero no derivado del petróleo, cuyo componente principal es el metano, en una proporción aproximada del 90%, y que a 160 grados bajo cero pasa a fase líquida, resultando, actualmente, una alternativa más que interesante al diésel para el transporte pesado por carretera, tanto por sus ventajas económicas como por las mejoras medioambientales, ya que, si bien es cierto que la combustión de este gas natural licuado produce CO2 y agua, los valores de CO2 emitidos por la combustión de gas natural son hasta un 24,39% inferiores a los emitidos por el gasoil, además de resultar un combustible mucho más limpio ya que produce hasta un 95% menos de partículas y óxidos de azufre y un 80% menos de óxido nitrososo (NOx).

Gas natural licuado (GNL), que es el mismo que utilizamos en nuestras casas y fluye por las tuberías de nuestras ciudades, y es empleado como combustible para vehículos por carretera por cientos de flotas de camiones que circulan por nuestras carreteras, aportando beneficios medioambientales y económicos más que notables.

Empresas de transporte por carretera de nuestra comunidad ya apuestan por estos combustibles. Como ejemplo, cabe indicar que la empresa familiar de Torrent, Transnugon, cuenta en la actualidad con 33 vehículos con GNL viniéndose a convertir en uno de los mayores operadores a nivel nacional con este tipo de vehículos.

Por todas estas razones, tanto medioambientales como económicas, por las que el GNL es especialmente atractivo para los profesionales que realizan transporte por carretera, y los fabricantes del sector ya están comercializando vehículos de GNL, pudiéndose nombrar, a modo de ejemplo, el modelo Stralis Natural Power de Iveco, el modelo Magnum 430 de Renault, o los de Scania y Volvo, entre otros. Modelos con una autonomía media de aproximadamente 700 km.

Y con el fin de potenciar el uso de esta tecnología, el GNL, a nivel normativo fue promulgada la Directiva 2014/94/UE, relativa a la implantación de una infraestructura para los combustibles alternativos, tendente a promocionar la utilización de los vehículos eléctricos y los impulsados por gas licuado del petróleo, gas natural comprimido o licuado, biocombustibles e hidrógeno.

Directiva complementada con acciones como la Estrategia de Impulso del Vehículo con Energías Alternativas (VEA) 2014-2020, implementada en el estado español y que resultó criticada por considerarse «muy poco ambiciosa» ya que sólo previó contar con 800 vehículos con GNL en el 2020 (un 0,8% de la flota existente) frente a datos de distribución y presencia geográfica del GNL en mercados como el chino, con más de 240.000 vehículos, el de Estados Unidos, con 40.000, y el de Japón, con algo más de 20.000 unidades a GNL. Iniciativa más que acertada, que deberá ser potenciada, para tratar de disminuir la huella de carbono. Acciones de transformación del sector que deben tomar como ejemplo proyectos como el de los corredores azules de GNL, avalados por la UE a través del Séptimo Programa Marco de investigación.

Infraestructuras, acciones y políticas energéticas alineadas, todas ellas, con el Acuerdo de París, ratificado, tras debate en la Cumbre del Clima París (COP21), por representantes de más de 160 países el pasado 22 de abril de 2016, Día de la Tierra.

Tomemos consciencia y continuemos avalando políticas y acciones en el sector del transporte que permitan esa reducción de emisiones de C02 tan preconizada por Naciones Unidas y avalada por la encíclica «Laudato Si» (Alabado seas) del Papa Francisco.