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Garrofa Viva sale al rescate de un cultivo que se resiste a morir

La Unió de Llauradors impulsa un proyecto con productores y comercios para impulsar la producción de algarrobas, cuya producción mundial lidera España. La Comunitat Valenciana ha reducido a la mitad la superficie de este cultivo en un lustro

Cultivo de algarrobas en un campo de Castelló.

Nuestros padres arrancaron a mediados del siglo XX los bancales de algarrobos que cultivaban los abuelos para plantar naranjos dada la falta de rentabilidad de un cultivo de secano -muy extendido en toda España, de hecho sigue siendo el principal productor del mundo con un tercio % de la superficie global- aunque con escasa rentabilidad. A la vuelta de los años comienzan a moverse iniciativas profesionales que intentan recupera este cultivo como consecuencia del tirón de la demanda de la legumbre en mercados emergentes de la cuenca del Mediterráneo como Turquía, Egipto o Italia, así como en España.

Entre 1960 y 2010 la superficie se ha reducido a la mitad y la producción, cuatro veces en España. En la actualidad cuenta con aproximadamente 46.000 hectáreas y una producción de 60.000 toneladas, de las que la Comunitat Valenciana aglutina un 29 %, frente al 21 % de Cataluña y el 37 % de Baleares, que ha desplazado a la valenciana como líder del mercado en España. La producción mundial se eleva a unas 220.000 toneladas por campaña, de las que Marruecos aglutina un 18,2 % y Portugal, el 13,6 %. El resto se reparte en otros países en un mercado al que se suma Australia. Con el paso del tiempo el diagnóstico del sector revela un territorio con plantaciones envejecidas, pequeñas, asociadas a otros cultivos, mal polinizadas y poco cuidadas. Las producciones son bajas, alternantes (con sequías y heladas) y de poca calidad comercial. Además, los elevados costes de recolección provocan una escasa rentabilidad, según el informe Situación y perspectivas del cultivo de algarrobas del ingeniero agrónomo Joan Tous, coordinador de EIG (Empresas Innovadoras de la Garrofa).

El 90 % del uso de las algarroba se destina a pulpas para alimentación de ganado, aunque también para la alimentación humana: harina de tostada (productos sustitutivos del cacao, chocolates, bollerías, dulces, sorbetes...), así como azúcares especiales. Además, un 10 % de la producción son semillas (garrofín) para elaborar LBG-E410 (espesante natural, gelificante y estabilizante).

¿Y los precios? Este año se sitúa en torno a los 23 céntimos de euro por kilogramo en el mercado, si bien los costes de explotación para alcanzar el umbral de rentabilidad se sitúan en unos 0,28 euros. En esta última década, salvo en 2014, que fue una temporada buena, los precios se han mantenido estables entre 0,17-0,22 euros en el campo, lo que refleja unos valores que hacen perder dinero y provoca el abandono de tierras porque los costes de recolección acaparan el 70 % del total de los gastos totales de explotación. Mientras tanto, en herboristerías, 375 gramos de harina de algarroba, utilizada para preparar masas y preparados como sustituto del cacao en polvo, se venden por algo más de tres euros.

Un proyecto para revitalizar el cultivo

Entre las iniciativas que surgen para impulsar el cultivo de la algarroba está el proyecto Garrofa Viva, impulsado por la Unió de Llauradors i Ramaders en el marco de la celebración del Año Internacional de la Legumbre. El objetivo, según el técnico de la organización agraria, Ferran Gregori, es «revitalizar el cultivo de la algarroba a través de varias vías: la económica de viabilidad y rentabilidad del cultivo, la de investigación, la ambiental, la turística -rutas y gastronomía- y la vertiente vinculada a la salud, a través de la promoción de una dieta saludable, sostenible y de productos próximos de nuestra tierra». Esta entidad quiere promover acciones con objeto de encontrar la viabilidad económica del cultivo de la algarroba impulsando la concentración de la producción, así como también la actividad comercial de los productos vinculados a este fruto. Además, prevé impulsar y apoyar a las iniciativas de investigación en las vertientes agrícola, ambiental y de dieta saludable.

Por otro lado, proyecta asumir un compromiso en la protección de ejemplares de algarrobos centenarios-milenarios o característicos y de señalización de rutas turísticas vinculadas a este cultivo.

También fomentará la gastronomía autóctona con productos relacionados con la algarroba y sus valores saludables. Y quiere potenciar el turismo vinculado a este cultivo, y divulgar mediante jornadas, seminarios, o cualquier otra iniciativa de difusión y diálogo ciudadano, los valores de los algarrobos. Según Ferran Gregori se trata de favorecer la unión y coordinación de todos los esfuerzos de administraciones, productores e investigadores desde los diversos ámbitos.

Aunque España es el primer suministrador y procesador mundial de algarrobas Marruecos ya se ha convertido en el primer productor de semillas, cuyo uso comercial sí tiene futuro. Allí aumentan las inversiones de las fábricas troceadoras de algarrobas.

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