Instalación/Escultura . Presión contenida. Galería Charpa. Tapinería, 11. Hasta el 10 de febrero
Como artista que se expresa en diversidad de técnicas, estilos y materiales (gráfica, pintura, cerámica, escultura, tanto como en la figuración, la abstracción y el objetualismo), el autor cubano, residente en España, Elio Rodríguez (La Habana, 1966) encuentra en el campo de la instalación el idóneo escenario para su efervescente manifestación caracterizada por las cuestiones relativas a la identidad y, en concreto, sustentada en la desmitificación del rol sexual adjudicado al cubano de raza negra con un tratamiento metafórico.
Así, negras son sus esculturas blandas, infladas hasta el exceso formal como incitación paroxística a su conocimiento táctil y al roce de las superficies entre lo carnal y su simulación. Alusión al desborde de la naturaleza estas formas siguen principios de expansión impredecibles que ponen en jaque la convención de los sentidos ante la dinámica percepción estimulada por su singularidad formal de corpúsculos y elongaciones, que manteniendo una raíz orgánica trascienden hacia la ambigüedad de lo desconocido, y una sugerente ocupación del espacio que se anuncia en evolución omnipotente; aspecto, éste, explícitamente plasmado por el artista en anteriores trabajos sobre fachadas arquitectónicas.
Inflable, es decir, mutable, presta a la erección, el alzamiento y la invasión de los sentidos, la pieza de gran formato de Rodríguez (también presente actualmente en la exposición Estrategias de la Desobediencia de la galería Punto) entronca con la vocación del fundador de la técnica y pionero del pop art, el sueco Claus Oldenburg, quien „mediado el siglo XX„ con sus reproducciones de objetos cotidianos de lona cosida y relleno buscaba la excitación de los sentidos a partir de la descontextualización de los materiales y de sus referencias semánticas. En su trabajo, estas referencias se diluyen en el asombro y el estupor que provoca la lograda sugerencia de una latente animación proclive a desarrollarse en cualquier momento de modo inimaginable y la mixtura emocional que provoca, de cercanía y ternura, de distancia y temor.
Gigante dormido pues, la figura aquí expuesta suscita múltiples interpretaciones que quieren ver en ella o a un animal legendario o a una entidad alienígena, o al despertar de la naturaleza o a una maldición encarnada. Entre fronteras, su obra habla del transitar de los estados de conciencia, nunca definitivos tratándose del estímulo del arte.
