Susan Sontag pensaba que una fotografía no es únicamente el resultado de un encuentro entre un determinado escenario y un fotógrafo; una fotografía, decía, «es un hecho en sí misma». Porque, efectivamente, cuando la situación ha terminado, cuando el entorno ha cambiado y el contexto ya nada tiene que ver con su origen, la fotografía permanece, confiriendo al escenario una clase de inmortalidad que de otro modo y muy probablemente no tendría.
En un recorrido por parajes sudamericanos que van desde los más frondosos y selváticos a yacimientos mineros y caminos polvorientos, de cataratas de aguas prístinas a montañas áridas, caminos infranqueables, poblados desiertos y fachadas austeras, María Bleda y José María Rosa nos van relatando una historia que es presente, un presente que ellos retratan sin artificios, sin buscar maquillar el entorno, casi siempre agreste y duro, pero mostrándolo como si fuera pasado. Un pasado que nos toca de cerca por otra parte, porque lo que han hecho estos dos artistas, en un proceso de investigación que se nos antoja arduo y tedioso, ha sido rescatar legajos, cartas y escritos, de aquellos conquistadores y predicadores que se fueron a cristianizar y «civilizar» aquel nuevo mundo. Y así, bajo cada fotografía „alguna de ellas con mucho sentido del humor, como El tribunal del santo oficio„ encontramos una serie de textos de aquella época relacionados con la imagen y que refuerzan ese vetusto halo de foto antigua, de momento inmortalizado que escribía la americana.
Frente al pasado, los tonos terrosos, los paisajes agrestes, la historia y la palabra, las fotografías insertadas como si estuvieran metidas en un álbum, frente a todo ello, decimos, están las imágenes a color de Lothar Baumgarten. A partir de elementos propios de nuestra vieja Europa, los alimentos que tomamos, la ropa que nos cubre, «los orígenes de las maneras en la mesa» „una de las obras más apreciadas de la muestra por los espectadores„, el fotógrafo alemán realiza una interpretación del entorno buscando y logrando conducir al espectador a preguntarse qué está viendo y qué le sugieren las imágenes: ¿por qué las plumas?, ¿estamos ante un nenúfar, o es una pelota? Más que el escenario, llama la atención esa inclinación de Baumgarten hacia los temas antropológicos y etnográficos de nuestra cultura. Sugerente y hermosa a nuestro parecer es la fotografía de ese atril rodeado de árboles en medio de un lluvioso y desapacible día que se yuxtapone, como bien nos indica el título de muestra, a la sequedad y polvo del paisaje latinoamericano de Bleda y Rosa.
Con todo, hay un elemento en el que coinciden ambas maneras de aproximarse al objetivo y es el silencio. Tanto las obras de los españoles como las de Baumgarten están rodeadas de un silencio que envuelve todo, y es que el ser humano „siempre presente pero apenas esbozado en esta muestra„ ha llegado, conquistado, y desaparecido.
Incluso las siluetas del sol y la luna, mural realizado por Baumgarten expresamente para esta muestra, parecen eclipsar la presencia física del hombre.
Yuxtaposiciones. Bleda y Rosa & Lothar Baumgarten. L Espaivisor Gallery. C/Carrasquer, 2. D Hasta el 13 de noviembre.
Una exposición compartida, la del alemán Lothar Baumgarten (Rheinsberg, 1944), y por otra, el trabajo de la pareja de artistas españoles Bleda y Rosa (Castelló, 1969 - Albacete, 1970)
