El derbi Levante UD-Valencia CF de mañana ha despertado más expectación de lo que se prevía cuando el calendario fijó el partido para el último fin de semana de noviembre. Hay ganas de ver como los dos equipos capitalinos se baten el cobre sobre el césped del Ciutat de València, al haberse generado una competencia más ruidosa de lo esperada. Jamás el sorteo había deparado un duelo tan temprano entre blanquinegros y azulgranas en la Liga, pero posiblemente el de mañana sea el partido más esperado por los dos bandos, cada uno con sus necesidades clasificatorias y cada uno cada día ya un poco más pendiente más de sus cosas que las del vecino, pero mirando de reojo qué se dicen en unos corrillos y otros. Como la inesperada decisión del Valencia, ahora, de no acudir a la comida oficial prepartido de mañana. Un gesto que ha afectado a la armonía que volvía a imperar estos días en el ambiente.

La tensión institucional de la pasada semana, generada por la negativa de Consejo del Valencia a acudir al palco de Orriols por el alto precio de las entradas para la afición visitante, dio pie a una situación nueva en la ciudad. El partido tiene el aroma, esta vez, del derbi modelo de otras ciudades, con la voluntad recíproca de ganar al vecino por cuestiones que trascienden lo deportivo. Sin querer, el derbi ha recuperado su tintes románticos de antaño, cuando el «gat i la palmera» colocó a cada equipo en su lugar, uno lejos del otro pese a la cercanía geográfica.

La firma de la paz entre Salvo y el presidente del Levante UD, Quico Catalán, en Vigo, devolvieron el sentido común. La reconsideración del presidente del Valencia de acudir al palco de Orriols, tuvo su continuidad ayer con la comparecencia conjunta de los dos entrenadores, Nuno Espirito Santo y Lucas Alcaraz. Ambos posaron juntos para la foto en el césped del Ciutat de València, se dieron la mano y se desearon lo mejor para mañana. Al reencuentro le queda sólo la mancha aparecida ayer en el tapete del derbi, al decidir el Consejo del Valencia a no acudir a la comida. Aunque, en realidad, nadie le dio ayer mucha importancia. «Como el asunto se retrasó, los consejeros ya tenían otras previsiones, pero todo dentro del buen rollo», aseguraron fuentes del Valencia.

Mientras, los dos entrenadores desearon ayer un ambiente sano en la grada. «Más allá del partido, lo que esperamos es que nuestras aficiones disfruten, que apoyen a sus equipos, que sea un partido leal», aseguró Nuno en una breve comparecencia. «Tenemos la conciencia de que es un partido complicado», agregó Nuno, quien agradeció al entrenador del Levante la invitación para participar en una comparecencia conjunta.

El entrenador del Levante UD, Lucas Alcaraz, fue por el mismo camino. «Solamente desear que se vea un gran partido, que los equipos estén en su mejor momento. Estoy plenamente convencido de que nos van a ayudar mucho y que se producirá un ambiente de cordialidad», apuntó.