Desde que falleció su padre al salir de Mestalla el 12 de agosto de 2011, cada vez que Paco afronta un partido se acuerda de él, se santigua nada más salir al césped y si marca? señala al cielo con sus brazos para dedicarle el gol. Alcácer no jugó ayer ningún partido, fue citado en las oficinas del club a las 13.30 horas para firmar su renovación por el Valencia CF hasta el 30 de junio de 2020, lo que él ha querido desde el primer día, lo que seguramente también querría su padre. Esta vez no miró al cielo, pero sí se acordó de su padre, como ocurre a diario cuando se observa el tatuaje en su honor que luce en el brazo, al que acompañan en sus muñecas las fechas de nacimiento de su madre Inma y su hermano pequeño Jorge. Lo son todo para él, como lo es el Valencia CF, el club de su vida con el que va a seguir disfrutando.

Atrás han quedado los viajes por la mañana a la Ciudad Deportiva a entrenar con el filial, saliendo como un chaval anónimo al aparcamiento para que le llevaran a Torrent. Si su familia no podía, siempre estaba atento Paco Gómez. A su lado veía cómo los jugadores del primer equipo salían con vehículos de alta gama, Alcácer quería ser futbolista profesional desde que comenzó a pelotear en el pasillo de su casa. Cuando sus padres tenían visita, a veces se asustaban por los ruidos que escuchaban desde el comedor, Inma „su madre„ sabía que era su hijo mayor dándole a la pelota, con la que llegó a dormir en la cuna. Soñaba con vestir algún día la elástica del Valencia CF, su club, el equipo por el que sufría como aficionado cuando iba a Mestalla. Desde que entró en la escuela con 12 años para jugar en el Infantil B, procedente del Torrent EF, marcaba goles para verse algún día sobre el césped de su segunda casa. Los focos le iluminaban a él en la factoría de Paterna, pero nada mareó a Paco. Sencillo y humilde „«en casa me han enseñado así y voy a acabar siendo así», apunta el delantero„, era consciente que trabajando fuerte día a día llegarían los frutos en el futuro. Paso a paso se ha ido haciendo mayor, siempre acompañado de sus goles. Su idilio comenzó en un amistoso ante el CD Alcoyano con sólo 17 años, luego llegó su debut oficial en un partido de Copa ante el Logroñés, el primer gol en Mestalla ante el AS Roma? 22 tantos en sus 63 comparecencias le avalan, pero él quiere más, por eso ayer firmó su primer gran contrato profesional con un club, al dejar desfasado el anterior tras explotar en la élite con un 2014 fantástico, donde alcanzó la Roja.

Ahora la vida le sonríe, pero el camino también le ha puesto muchos obstáculos. En lugar de aparcarlos o de buscar culpables externos, Paco ponía mala cara pero en su cabeza sólo pensaba en cómo afrontarlos y crecer. «Sin el sacrificio no se consigue nada», repite con su gente. Su cesión al Getafe „Braulio lo prefirió al estar en el primer equipo Soldado, Jonas y Valdez„ le curtió personalmente, además de comprobar la parte más dura del fútbol, que es ir a buscar la citación para disputar el próximo partido y no verse en ella. A uno nadie le garantiza jugar, tampoco quedarse, como comprobó con Djukic. Le costó entrar en las convocatorias, participaba poco e incluso había partidos en los que sólo estaba él como delantero? pero el serbio prefería otras alternativas como ocurrió en Krasnodar al optar por Piatti en punta. Por su cabeza barruntaban muchas ideas, recibía mil consejos pero él, como así le hizo saber a su gente, era consciente que no podía rendirse si quería triunfar en el Valencia CF. Aquella fría tarde en Rusia, tras sufrir en silencio desde que supo que no iba a jugar, salió y anotó el gol de la victoria. Ese era el camino. A veces tenía la sensación de que nunca veían méritos suficientes para asentarse, situación que ocurrió tras la revolución de enero de 2014? «Lo que hay que hacer en los momentos malos es creerse que eres el mejor y que puedes estar tú como cualquiera», cuenta el futbolista.

Su irrupción no ha sorprendido a nadie, como explicó Del Bosque cuando apostó por él: «Tiene el gol en la sangre, siempre ha marcado goles». No le falló y con su rendimiento se ha ganado ser uno de los fijos en la Roja. Cuando le dijeron por primera vez que iba convocado lo quiso confirmar, como todos los pasos que da, por eso ahora estaba convencido de su deseo por seguir en el Valencia CF. Seguramente su situación contractual le sonreía, al quedarle sólo un año y medio de contrato, pero él quería seguir y ser feliz. Mestalla corea su nombre, le quieren. No por capricho ni sólo por haber sido criado en la escuela, le avalan los goles, el trabajo y la solidaridad en beneficio del colectivo. La llegada de Negredo no le arrugó, tampoco lo hará si vienen más delanteros, cree mucho en sus capacidades para convertir en realidad el sueño que perseguía desde su infancia y del que ahora disfrutan plenamente su madre Inma y su hermano pequeño Jorge desde la grada.

«El gol va para mi padre, siempre me ayuda», asegura Paco cuando marca, persona que siempre le guió y lo seguirá haciendo, ahora con una cláusula de rescisión de 80 millones de euros, con la que demuestra su fidelidad al Valencia.