En el tramo decisivo de la Liga, con seis jornadas de suma trascendencia para el futuro deportivo y económico del club por delante, la plantilla del Valencia realizó ayer una sesión muy específica para fortalecer el aparato muscular y articular. Bajo las órdenes del cuerpo técnico, los futbolistas se sometieron a varios ejercicios de carga y estiramientos, muy apropiados para prevenir las lesiones en esta recta final de la competición. La sesión no fue, ni mucho menos, novedosa. El equipo la pone en práctica de forma periódica, pero ayer se hizo especial hincapié y se desarrolló con más intensidad de la habitual visto el momento del año en el que nos encontramos. Con toda la carga física realizada durante la temporada, según el plan puesto en marcha desde el verano pasado, se trata de una sesión que ayuda a mantener en forma las partes más delicadas de un futbolista: rodillas, hombros, tobillos y el resto de articulaciones.

Por primera vez en mucho tiempo, Nuno dirigió ayer un entrenamiento a «puerta abierta», sin ningún recelo ante la presencia de los medios de comunicación. Tenía su lógica. No hubo ensayos de jugadas de estrategia y la parte táctica no acaparó la atención de la sesión. Fue la parte física la que llamó la atención de las cámaras. Prácticamente todos los futbolistas pasaron por las manos del preparador físico, Antonio Dias, y del segundo entrenador, Rui Silva, encargados de poner a punto a los jugadores. A este trabajo de cara se incorporaron, incluso, los dos futbolistas que habían vuelto el día anterior al trabajo, Enzo Pérez y Piatti. Mientras el primero está totalmente recuperado de sus molestias, el segundo está en proceso de rehabilitación. Está listo para ser convocado el domingo de cara al partido del lunes ante el Granada (Mestalla, 20.45 horas).

Sophiane Feghouli llamó la atención en el principal ejercicio de carga, en el que los futbolistas debían moverse lateralmente hacia un balón de «fitness» que aguantaba Rui Silva, con el «hándicap» de una gran cuerda elástica que frenaba sus movimientos. El argelino demostró que es el futbolista más explosivo de la plantilla. Realizó el ejercicio con más soltura que el resto. Los presentes esperaban el paso de Nicolás Otamendi por la cuerda. Fue otro de los jugadores que realizó el ejercicio con una fuerza especial. Lo mismo que Negredo, al que el segundo entrenador le dio más recorrido para que su esfuerzo fuera mayor. Gayá fue de los que más potencia demostró en su «tren inferior».

La plantilla también fortaleció músculos con grandes pesas circulares, así como estiró músculos con ejercicios con la cuerda en la portería. Mientras unos reforzaban su musculatura, el resto participaba en un «partido modificado», mientras los defensas ensayaron la puntería en una portería pequeña.