Nuno salió de Mestalla cabizbajo. El técnico no se esperaba la reacción del público. La grada abroncó al técnico en el cambio de Negredo y, al finalizar el partido, lo volvió a criticar. Él, sin embargo, cara a los aficionados se mostraba impasible. En el túnel de vestuario, sin embargo, estaba dolido. El arranque en Mestalla no era el esperado.

Y es que, acaba el verano y con ello regresan las rutinas. Y, una de ellas, para los valencianistas que tienen la suerte de tener un abono o poder adquirir una entrada, es ir a Mestalla para vivir, disfrutar y sufrir con la Liga. Y es que, da igual el caché del rival, porque el aficionado va a ver al Valencia; a ilusionarse con su equipo. Y ayer, como en todos los arranques de temporada, con las expectativas por todo lo alto. La botella de la ilusión, sobre todo por los nuevos fichajes, estaba a las 20,30 horas llena pero a las 22,15 estaba medio vacia. El juego del equipo desinflo a la grada. Y eso que, en el inicio y como aparecía en la pancarta exhibida por la Curva Nord empezaba un sueño „ «Empieza un sueño», ponía„.

Mestalla, prácticamente lleno, se volcó en el tramo final en arropar a los jugadores e inyectarles aire consciente del desgaste físico y mental con el que el equipo se presentaba en Mestalla tras sellar el pase a la Liga de Campeones. El ambiente, cuentan, sorprendió a Abdennour y a Santos. Los dos últimos fichajes, desde la perspectiva que les ofrecía su localidad en el palco vip, descubrieron cómo se vive un partido en Mestalla, mientras desde su palco privado, Peter Lim y su familia, observaban con atención cómo se iba desarrollando un partido muy espeso. Un choque tan insípido que, hasta a la grada, le costaba aplaudir. Pero fue, tras comerse el bocata, cuando la afición se metió en el partido y con ello, el equipo se espabiló y pisó el acelerador. Un posible gol fantasma que, según desde qué posición del campo se cantó o no, sirvió para que Mestalla empezara a vibrar y con ello el Depor se intimidara. Fue un «tu me das, yo te doy» y la comunión afloró. Con Parejo y Feghouli, el Valencia maniató al Depor, pero los goles no llegaron. Sin embargo, fue la reacción de la grada ante el cambio de Alcácer por Negredo, lo que hizo subir los decibelios. Se pedía que jugaran los dos delanteros. Barragán, en su expulsión, escuchó pitos por retirarse con parsimonia. Ya no se perdonaba nada. Al final, con la bronca entre jugadores y árbitro, la gente la volvió a tomar con Nuno. Dolía el empate.