Aymen Abdennour se comprometió ayer en público a ser «muy profesional» y tener una «disponibilidad total» hacia sus compañeros. Una frase con mensaje encriptado ya que, en las últimas semanas y para forzar su salida, el tunecino se había declarado en rebeldía en el Mónaco. Ahora, «feliz» y «contento», inicia una nueva etapa. ¿Y por qué en el Valencia? «Sé que no me equivoco con esta apuesta», dijo. El central desveló, durante su presentación ante más de tres mil personas, que fue el propio Nuno quien le convenció en una llamada telefónica. «Me dijo que tenían un buen proyecto y que aquí podría progresar y ser mejor. Hablamos bastante y me dijo que juntos haríamos una buena temporada. El Valencia CF es un gran club, muy conocido en Europa y por eso lo elegí», declaraba expresándose en francés. Con traje entallado azul marino, corbata del mismo color y camisa blanca, el central de 26 años declaró que le gusta «la cultura del futbol» del Valencia por ser «de alto nivel» y calificó el proyecto de Peter Lim de «interesante».

El central, que lucirá el dorsal 23, el mismo del jugador que llega a sustituir (Otamendi), justificó que su elección se debía a que era el número con el que jugaba en su club de formación y en el Toulouse y que, «al saber que estaba libre», lo pidió.

En las pocas horas que el central ha estado en Valencia „donde llegó en el avión privado de Peter Lim„, La Roca ya ha aprendido y pronunciado en público el grito de guerra de la afición: «Amunt Valencia». Y es que, minutos después de las doce del mediodía, el jugador vestido con el traje blanquinegro pisaba el césped de Mestalla. En los videomarcadores, mientras, emitían imágenes de jugadas en las que intervenía el central. Ante más de tres mil personas, entre ellos muchos compatriotas, el tunecino recibía su primera gran ovación como valencianista. Sonriente y, con muchas tablas, al futbolistas le se veía disfrutar de su fiesta mientras la grada coreaba su nombre. Así, tras lanzar varios balones a la grada, no se lo pensó dos veces a la hora de quitarse la camiseta y regalársela a un aficionado. El afortunado fue Silvio Voicu.

Para La Roca, sin embargo, el momento más embarazoso fue cuando tuvo que cruzar la avenida de Suecia para acceder a las oficinas. Ahí sí que sintió el cariño de su ya afición.