El partido que debía confirmar la solidez de la reacción del Valencia evidenció, sin embargo, que el equipo de Nuno sigue estando lejos de su mejor versión, de recobrar la identidad perdida, de convencer. Los valencianistas se adelantaron en el marcador, llegaron a firmar buenos minutos, pero sin continuidad ni acierto ante el gol, ese problema cada vez más sangrante. Sin sustancia, el Valencia sucumbió ante la intensidad del fútbol vigoroso de un Athletic que superó miedos y dudas con entereza psicólogica y la determinación de un juego directo y eficaz, sin secretos.

Al Valencia le fue complicado evitar que el partido se moviese como un tiovivo, con el ritmo alocado que tanto le conviene al Athletic. Los locales salieron con la voluntad de correr, correr y correr, de embotellar al Valencia y hacer rugir a su hinchada en una tarde de frío y leve lluvia, con esa atmósfera británica que invita a disfrutar sin reservas del fútbol de siempre.

Ante un planteamiento tan agresivo un conjunto como el Valencia tiene tres opciones: o apaciguar el ímpetu del contrario con posesión, o tirando de calidad a la contra o, en última instancia, igualar en ritmo y en intimidación. Tardaron un cuarto de hora en situarse los valencianistas, que perdían pronto la pelota y daban facilidades para que Beñat se girase y pensase qué hacer con el balón. Como en la jugada en la que Vezo, siempre bien posicionado, evitó el gol de Raúl García que, liberado por la maniobra de Aduriz, disparó a placer un centro de Balenziaga.

Golazo para la colección

Pero fue suficiente con un primer ataque visitante para agrietar a un Athletic necesitado de resultados. En el minuto 13, Negredo tocó de espaldas para apoyar la primera contra conducida por Feghouli y finalizada con la derecha pero sin veneno por André Gomes. El Valencia respiraba, al menos. Dos minutos después era Feghouli, con ese impulso anárquico con el que destroza todo guión, quien se sacó un disparo de 30 metros despejado a córner por Iraizoz. Nada pudo hacer el guardameta del Athletic para detener, en el 20, el golpe franco preciso, potente y con efecto de Dani Parejo. Con el nuevo San Mamés no se pierde la tradición de golazos a orillas de la Ría. El tanto del de Coslada fue digno de colección. Como el de Fernando en el 92, Viola en el 96, el eslalóm de Mendieta en el 98 o los tripletes de Villa y Soldado en 2006 y 2012, respectivamente.

Pero para recordar el gol con tales honores había que aguantar 70 minutos. El Athletic comenzó a impacientarse, con faltas y protestas. El panorama era ideal para administrar la histeria de los locales, contra las cuerdas. Había que jugar con personalidad, no entregarse a la tentación de encerrarse como en Lyon y vigilar las acciones a balón parado. Sin duda, no había que caer en la tibieza que acompañó la defensa del córner del empate del Athletic. Con unas marcas libradas entre empujones y agarrones, Negredo peinó en su intento de despejar y Laporte se adelantó en el segundo palo a Mustafi.

La montaña rusa giraba de nuevo y el Valencia, no sin dificultades, con Jaume sacándole una mano decisiva a disparo de Iñaki Williams, de feliz regreso para los bilbaínos.

La balanza se decantó para los locales en la segunda parte. Entre los pecados del Valencia no estuvo el de especular con el escaso botín del empate, pero tampoco se tuvo acierto ni la sangre de su rival. Todo ese entusiasmo emocional pudo haberse abortado, y que la segunda mitad fuese un trámite más silencioso si, al minuto y medio de la reanudación, Negredo hubiese aprovechado el uno contra uno ante Iraizoz. Al «Tiburón» se le atragantó el control largo en el regate al meta y se cerró el espacio para chutar en condiciones. Una lástima, porque el fino pase de Feghouli era inmejorable. Con un dominio parejo, el Athletic „a excepción de una pifia de Aduriz en el 54„ no mostraría compasión, guiado por Beñat. Sentenció con fórmulas casi pre-industriales, pero en las que cree ciegamente y que son sumamente eficaces. Minuto 59: saque en largo, prolongación de Raúl García a Aduriz, que habilita a Susaeta, que bate a Jaume. El 2-1 rompió el dique. En una contra de manual, Susaeta y Raúl García entregaron el tanto a Aduriz, fiel a su oficio de goleador. La entrada de De Paul y Alcácer alteró el juego, pero sin punch.