El Valencia 2015-16 es un equipo inmaduro y en fase de construcción. Lo dijo Nuno con cierta insistencia y el mensaje lo repite Gary Neville, aunque con otras palabras, en las ruedas de prensa. La cuestión es que hasta 13 futbolistas, entre ellos el canterano Wilfred Zahibo, no superan los 23 años de edad y cuentan con muy poca experiencia en la élite. ¿Por qué, entonces, están en un club que compite cada año por la Champions? A la respuesta sólo puede responder el propietario, Peter Lim, pero es evidente que no se trata de un proyecto a corto plazo. La mayoría de estos futbolistas están por cuajarse. Quizá en dos años.

El irregular rendimiento de Santi Mina y Danilo, dos de los jugadores más jóvenes de la plantilla, retrata la inocencia con la que el Valencia gestiona su presente. El primero tiene 19 años y sólo hace dos que empezó a jugar en Primera, con el Celta; el brasileño se dio a conocer en el Torneo Cotif de 2014, que ganó con la selección brasileña sub-20. Sin recorrido en la exigente primera división española, hoy son dos de los futbolistas con más minutos jugados con el Valencia esta temporada. Y a los dos, como se comprobó en Riazor el domingo, les falta mucha carretera.

La aparición de Zahibo, rescatado del filial para ganar músculo en el centro del campo, ha rejuvenecido más estos días al conjunto de Gary Neville. Un dato: dos de los futbolistas que más peso tienen en el equipo, Mustafi y André Gomes, no sobrepasan los 23 años. Rodrigo, con 24, no ha respondido a las expectativas después de invertir 25 millones en él. Por debajo, De Paul, Ryan, Cancelo, Vezo, así como los dos chicos de la casa, Gayà y Alcácer, apenas empezaron la liga pasada a pisar los campos de Primera División. Bakkali, el revulsivo de las segundas partes, cumplió al año pasado la mayoría de edad. De todos ellos, no hace falta decir que Mustafi (23 años) es el más curtidito. Se refleja en el campo que ya ha pasado por la liga italiana y que es campeón del mundo con Alemania

Que el capitán del Valencia, Alcácer, sea un chaval de 22 años retrata la lozanía de un equipo en proceso de construcción.