La voz de alarma se ha instalado en el Valencia. La imagen ofrecida en la derrota contra el Levante UD en el derbi provocó ayer un día de distintas reuniones en la ciudad deportiva, a la búsqueda de soluciones urgentes. Una de ellas es la de reactivar la producción goleadora del equipo. La incipiente racha de resultados del mes de febrero ha quedado frenada en seco por la interrupción de la puntería de cara a puerta. Un contratiempo, el de la pólvora mojada, acrecentado con la permanente inseguridad defensiva arrastrada durante toda la temporada.

Las soluciones ofensivas se han interrumpido con la lesión de Denis Cheryshev. El delantero ruso, cedido por el Real Madrid, se había aclimatado a la perfección y la frescura de su juego se notó con tres goles en seis encuentros. El exjugador del Villarreal, además, había contribuido a mejorar, también, el rendimiento de los jugadores con mayor talento a su alrededor. André Gomes se parecía al fino mediapunta de su primer año y con Paco Alcácer había encontrado una eléctrica conexión. Sin embargo, en las derrotas contra el Atlético, el Athletic (en Liga Europa) y el Levante UD ha vuelto a exhibir el problema colectivo no únicamente de cara al gol sino también para la construcción de juego.

Ayer, el equipo se mantuvo una hora encerrado en el interior de la ciudad deportiva de Paterna antes de saltar a entrenar, con sesión de video incluida. El director deportivo, Jesús García Pitarch, también se personó en las instalaciones de Paterna. Ya una vez sobre el césped, Gary Neville hizo un aparte con Paco Alcácer, Álvaro Negredo y Santi Mina. Fue una charla de 20 minutos en la que, a tenor de los gestos, se intercambiaron opiniones sobre las variantes tácticas para reencontrar los caminos al gol.

Dificultad para crear ocasiones

El problema para encontrar portería no es exclusivo de la delantera. De hecho, en la temporada pasada, la de los 77 puntos y la cuarta plaza, la aportación numérica de los atacantes natos fue discreta. Una considerable cantidad de goles vino al explotar otros recursos, como el acompañamiento rematador de la segunda línea y con el acierto a balón parado. El ritmo goleador de Dani Parejo o André Gomes ha descendido en esta campaña y también se ha anotado la ausencia de la capacidad intimidatoria de Nicolás Otamendi en la estrategia. En este aspecto, tanto en ataque como en defensa, con un 30% de goles encajados en acciones de pizarra, se ha evidenciado una alarmante falta de contundencia.

El foco apunta a los delanteros pero la realidad es que el apartado ofensivo se resiente por la pobre creación de juego en la medular. Se llega poco al área rival. Una estadística es esclarecedora. El primer jugador valencianista que aparece en la clasificación de rematadores de la Liga es Paco Alcácer, en la posición 33, con 33 intentos. Por delante del torrentí desfilan delanteros de 16 conjuntos diversos. Alcácer, que se ha revelado como una de las voces más autocríticas de la plantilla, ha compensado su poca frecuencia rematadora con un buen índice de efectividad, con 9 dianas.

La cifra de 33 goles a favor, a estas alturas, es la más baja en dos décadas. Una causa probable se encuentre en el número total de disparos a puerta. Con 211 intentos, el Valencia es penúltimo. Solo el Villarreal, eficaz en el remate y fuerte en defensa, chuta menos.