No hay vuelta de hoja. El Valencia va a luchar por evitar su segundo descenso a segunda división en 97 años de una historia prestigiosa en la mayoría de pasajes. El reto no es sencillo para una entidad y un entorno acostumbrados a otra clase de batallas, más elevadas. El gran desafío será evitar, sobre todo con el factor Mestalla, que el Valencia caiga presa del pánico y del bloqueo mental que padecen los equipos grandes en estas situaciones desesperadas.

No es un caso aislado. Otros históricos se han tambaleado en trances similares. Solo un milagro en la promoción evitó el año pasado que el Hamburgo bajase por primera vez en la Bundesliga. En el año 2000 no pudo evitar la caída el Atlético, a pesar de contar en su plantilla con jugadores de la talla de Valerón, Baraja, Hasselbaink, Molina, Capdevila y Kiko, entre otros. Por esa misma tortura pasó el Valencia hace 30 años. No se discutía la calidad, proyección y compromiso que tenía el equipo de 1986, pero una desastrosa concatenación de circunstancias llevó al equipo a Segunda.

A falta de que se dispute el trascendental Levante-Sporting de mañana lunes, el Valencia está seis puntos por encima de la primera plaza de descenso, que marca el Getafe con 28 puntos. El drama añadido es que el Valencia, con cinco derrotas en los últimos seis partidos, debe jugar en las dos siguientes jornadas contra el Sevilla, en Mestalla, y ante el FC Barcelona en el Camp Nou. Dos duelos de altísima exigencia que, en el caso de no puntuar, aumentaría exponencialmente el miedo en todo el entorno blanquinegro.

Pasados los dos complicados envites, al Valencia se le presenta la oportunidad relativamente asequible de puntuar contra el Eibar, en Mestalla, y contra el Getafe a domicilio. Dos partidos en los que la permanencia debería quedar resuelta para evitar jugársela de nuevo cuesta arriba, ante Villarreal y Real Madrid.

El factor Mestalla

Con casi todos los elementos en contra, el único calor que le queda al Valencia es el de Mestalla. A falta de buen juego y rendimiento, la salvación del equipo será el motivo más preciado para llenar el estadio. Una llamada que ya surtió efecto en 2008, cuando el estadio lució sus mejores galas para marcar el primer gol contra Osasuna y Zaragoza, en victorias claves para esquivar la amenaza del descenso. La calidad de los Villa, Silva, Mata, Baraja y Marchena emergió a tiempo. Mestalla, te toca de nuevo.