Sofiane Feghouli, suspendido de empleo y con un expediente abierto con el Valencia, se arriesga a ser sancionado con una falta grave, de acuerdo con el artículo quinto del Reglamento general de régimen disciplinario del convenio colectivo entre la AFE y la Liga de Fútbol.

El jugador francoargelino está apartado del equipo por negarse a participar del entrenamiento post-partido que Pako Ayestarán programó tras ganar al Sevilla. Una falta que podría ser incluida en el apartado 5.5 que expone que «la grave y patente desobediencia a las órdenes o instrucciones de los consejeros, directivos o técnicos del Club/Sad, cuyo cumplimiento resulte exigible por actuar aquellos en el ámbito de sus respectivas competencias». El Valencia podría agarrarse a otros dos artículos, como la comisión de tres faltas leves en el transcurso de una temporada o, en un apartado más subjetivo, si se prueba «la disminución manifiesta y voluntaria en el rendimiento de trabajo normal o pactado» que recoge el artículo 5.16.

Las sanciones podrían ir desde la suspensión de empleo y sueldo de dos a diez días, o una multa de hasta el 7 % del salario, pudiéndose añadir hasta un 4 % al tener un salario superior a los 100.000 euros mensuales.

A la espera de una resolución,el jugador se entrenará al margen del resto del equipo, con un plan detallado por parte del cuerpo técnico. El Valencia maneja una posición de fuerza con Feghouli. Una vez que se ha encarrilado la permanencia del equipo en Primera división, el club puede prescindir del concurso deportivo de algunos de sus jugadores. Además, Soso ha bajado su rendimiento en los últimos meses y su relación con el club y los aficionados se ha deteriorado al no llegar a un acuerdo para renovar su contrato. Feghouli ha encajado con resignación el expediente y, desde el club, no ha notado ánimo rebelde en un futbolista que sabe que, en el plazo de mes y medio dejará de pertenecer a la entidad. El caso es un aviso para el resto de la plantilla de cara al futuro. Así lo asumía ayer Rodrigo Moreno: «Todos tenemos la obligación de acatar las normas del club. Creo que es una situación complicada, obviamente, pero al final es el club el que toma las decisiones y nosotros simplemente somos empleados».