Incluso consiguiendo la soñada clasificación para la próxima edición de la Champions League, es muy probable que el Valencia tenga que afrontar la venta de -como mínimo- uno de los componentes de su pasillo de seguridad antes del 1 de julio. Es el pan nuestro de todos los veranos. Equilibrar el presupuesto desprendiéndose, al menos, de un jugador importante. Todos los presidentes, sin excepción, han repetido modus operandi en los últimos años. Manuel Llorente, Amadeo Salvo, Layhoon Chan? Excepto inyección económica inesperada por parte de Peter Lim cuando acabe la temporada, Anil Murthy será el penúltimo en sumarse a la lista. Quizá por ello más de uno en la Avenida de Suecia se frota las manos cada vez que Simone Zaza grita gol. Ya van diez en las quince primeras jornadas, igualando registros solo al alcance de Mario Alberto Kempes y David Villa. Pero no todos tenemos tan claro que traspasar al «capocannoniere» sea la mejor opción. Ni mucho menos.

Todo lo que van a leer a continuación está condicionado por un evidente asterisco. El mercado dicta sus propias leyes y, sobre todo en la Premier, hay clubes con un músculo financiero incomparable al de la Liga. Si el delantero italiano mantiene la progresión, su cifra de goles en mayo estará por encima de los veinte. Un ofrecimiento escandalosamente escandaloso legitimaría la venta.

Pero, si ese caso no se da, no tendría demasiado sentido colocar a Zaza en el mercado para forzar una hipotética operación. En la plantilla hay más candidatos para hacer caja y equilibrar la cuenta de resultados. Goles al margen, hablamos de un futbolista extremadamente útil para el dibujo que emplea Marcelino. Su trabajo de desgaste con los centrales desahoga notablemente la función del segundo punta, en este caso Rodrigo. Ante el Celta volvió a evidenciar su tremenda capacidad para jugar de espaldas y caer a cualquiera de las bandas, generando la duda en la línea defensiva contraria. Cuando el rival colapsa la creación anulando a Parejo, jugar directo buscando algún balón peinado por Simone para pelear segunda jugada es una alternativa muy válida. Determinante a balón parado por su dominio aéreo, además no escatima ni una carrera para iniciar la presión del equipo en campo contrario.

Es innegable que no estamos ante un virtuoso del pase entre líneas o la gambeta. Para eso ya están Dani Parejo, Carlos Soler o Gonçalo Guedes. Pero nadie mejor que Simone Zaza para encarnar los valores que tienen a este Valencia segundo y soñando con todo. Tiene hambre, es competitivo, y discutir su eficacia sería de necios. Vicente no se equivocaba. Zaza ya es uno de los nuestros. Que la cúpula cuente hasta tres antes de darle por vendido. En una plantilla de Champions, «Simo» sería un recurso importantísimo.