El Valencia CF logró la victoria ante el Deportivo en un encuentro el que, pese al empuje y el agobio del rival en los instantes finales, fue superior desde principio a fin. A día de hoy, el Depor no es rival. Los de Marcelino demostraron ser un equipo sólido en defensa y solvente al contragolpe pese a las rotaciones en el once. Estas son las claves:
Se tardó en entrar en el partido
El Valencia tardó en entrar en el partido. Marcelino guardó la pólvora en el banquillo, Vietto y Zaza, y demostró tener plena confianza en Coquelin al que le dio la titularidad con solo dos entrenamientos. La presencia de Vezo en el lateral, y de Maksimovic de interior, hizo que el equipo acusara esa banda derecha, sobre todo en ataque posicional, pero el desequilibrio de Guedes por la izquierda bien secundado por Gayà, y los pases filtrados por Parejo hacia Rodrigo, hicieron que el partido se fuera decantando hacia el Valencia hasta el gol del portugués tras el fallo de Rubén.
Acelerón tras el descanso
En la segunda parte, el Valencia CF pisó el pedal a tope. El equipo imprimió un ritmo trepidante al juego, gracias sobre todo a las carreras de un desequilibrante Guedes bien lanzado por Parejo, a los movimientos de Rodrigo, y también a la presión que ejercía Santi Mina. El equipo comenzó a llegar con superioridad al área rival, se recuperó el balón muy arriba, y en una de esas ocasiones Rodrigo marcó un segundo tanto tras golpear en Mosquera que parecería definitivo.
Andone anima la recta final
Fue el exceso de confianza del Valencia, que se adornó demasiado, lo que dio vida al Deportivo. No otra cosa. Andone acortó distancias tras un gol en falta a Garay, y Adrián tuvo la oportunidad más clara que, de haberla marcado, no hubiera hecho justicia.
