San Mamés siempre exige mucho al adversario y en esa plaza solo se ven futbolistas de una pieza. Kondogbia, por ejemplo. El Valencia notó el regreso del mediocampista francés, un coloso para atacar y para defender. Su cuarto gol en la Liga, otro disparo colocado desde la frontal, permitió el empate del VCF ante un Atlhetic mejorado, orgulloso y fiero ante su gente. El equipo de Marcelino recobró frescura respecto a anteriores citas gracias al desparpajo de Ferran Torres, la seriedad en todo de Gayà y el estajanovismo de Coquelin. En el otro lado de la balanza, la inseguridad de Vezo como lateral derecho, la insignificancia de Vietto en el ataque y el poco peso en el tramo final de Rodrigo y Guedes, cuando habían entrado para definir. En otras circunstancias, su presencia en el último cuarto habría causado estragos en el rival. Ahora deben recuperar la chispa perdida.

En un primer tiempo muy trabado, martilleado por el pertinaz silbido del árbitro, el Valencia encontró un punto de luz a los 22 minutos. La presión muy alta, en la corona del área rojiblanca, dio su frutos. Kondogbia recuperó el cuero y lo entregó a Vietto, que abrió a la derecha. Todo hacía presagiar el centro de Ferran Torres, pero el chico prefirió devolver la pelota al balcón del área, donde esperaba Kondogbia con una idea en la cabeza. Acomodó el balón con la zurda y lo envió al palo largo, una rosca endiablada, con el bote justo en la línea para evitar la estirada de Kepa. Un golazo característico del «seis» francés, una cifra notable de dianas (4) para un mediocentro defensivo.

En un partido tan atribulado, la calidad de Parejo y de Kondogbia transmitía cierta serenidad en San Mamés. Uno quería que el juego pasara por ellos.

El Atlhetic quiso volver a sus orígenes, sumó muchos centros laterales y fuertes disputas aéreas, explorando la banda izquierda con Córdoba ante un Vezo descentrado. En una jugada intrascendente, Murillo cometió un penalti muy evitable sobre Susaeta, que se le adelantó. Neto respondió con personalidad y desvió, a su costado derecho, el disparo de Aduriz desde los 11 metros.

El ritmo creció en la segunda parte. Un error arbitral enchufó al Athletic. Hubo una falta de Íñigo Martínez a Ferran Torres y Gil Manzano la pitó al revés. De ese envío lateral llegó el disparo a bote pronto de De Marcos con la zurda desde la frontal del área que sorprendió a Neto.

El VCF se estiró tras el empate, algo más desinhibido. Saborit empezó a sufrir con Ferran Torres, que dejó detalles técnicos de clase: sobre todo pases y toques de primera. Marcelino vio otra vez dónde estaba uno de sus puntos débiles, Vietto, y lo suplió por Rodrigo. Entró la caballería en pleno (Rodrigo, Guedesy Carlos Soler), pero solo Soler dio un impulso por la derecha. San Mamés siguió rugiendo hasta el final y Marcelino dio por bueno el empate a la espera de confirmar el domingo ante el Betis de Setién, su rival por el banquillo de Mestalla hace unos meses, la estatura de un Valencia que merece la Champions.