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Entrevista

"La ciudad está en riesgo de decadencia y tenemos que ponerla en marcha"

Joan Calabuig cree que la Marina Real Juan Carlos I tiene que compatibilizar el ocio con el conocimiento y la innovación

"La ciudad está en riesgo de decadencia y tenemos que ponerla en marcha"

Estamos a un año de las elecciones. ¿Qué le dicen sus datos o su olfato?

De los datos que existen a nivel autonómico salen dos cosas claras: la primera, que el PP no seguirá gobernando en Valencia porque va a perder claramente su mayoría absoluta. Y la segunda es que hay doce meses para definir el panorama alternativo.

Entiendo que su candidatura está más que asentada. ¿Como está el proceso de primarias?

Obviamente esto es una decisión de los militantes y a mi me gustaría que fuera compartida por el mayor número de ciudadanos posibles. Por lo que a mi respecta, desde el primer día dejé clara mi posición. Yo vine a aportar todos mis esfuerzos para que ganemos la ciudad de Valencia.

Decía, de hecho, que ya está preparando el cambio y que piensa en el día después. ¿Cómo es ese proyecto para Valencia?

Yo creo que esta ciudad es magnífica, que tiene unas potencialidades tremendas. Tiene gente creativa, una situación envidiable en el Mediterráneo e inteligencia en sus universidades. Por tanto, hay un punto de partida muy bueno. Pero ahora nos encontramos es una ciudad parada, no hay impulso del Gobierno municipal y hay que iniciar una nueva etapa. Valencia es una ciudad con riesgo de caer en la decadencia. Perdemos habitantes, tenemos más de 90.000 personas sin empleo, se han cerrado centenares de comercios y evidentemente hay que ponerla en marcha de nuevo.

Su trayectoria política está impregnada de europeismo. ¿Es ése el horizonte?

A mi me parece que el futuro no está tanto en los paises como en la capacidad de participar en una red de ciudades que son las que van a impulsar el desarrollo y la actividad económica en el futuro. Pero aquí vemos que la ciudad se va encerrando cada vez más en sí misma y en estos momentos no tiene relación ni con sus entornos más inmediatos.

En este momento se ultima un Plan General que no sé si se ajusta a esa idea ¿Usted lo cambiará si gobierna?

Lo primero que debe tener un Plan General es un proceso de consultas que éste no tiene. Y también es importante que los grandes grupos podamos llegar a un acuerdo, porque la gente que tiene que venir a invertir necesita un escenario previsible a largo plazo. Este plan es producto de la falta de participación, la unilateralidad y la soberbia.

Por concretar, ¿qué no le gusta del plan?

Nosotros tenemos una perspectiva diferente de la ciudad. Nosotros creemos que el modelo de desarrollo no es seguir destruyendo la huerta, porque eso es un valor esencial de la ciudad. Aquí hay solares para 40.000 viviendas y tenemos 70.000 pisos vacíos, lo que significa que, sin tocar un metro de huerta, cabe una ciudad de 200.000 habitantes más. Por otro lado, esta ciudad todavía tiene el 80% de los equipamientos sin desarrollar, por tanto, la reforma del plan puede ser un instrumento para desatascar esa situación en muchos barrios que están como hace 20 años.

En este punto, me gustaría saber qué haría en el Cabanyal.

En primer lugar íbamos a retirar la circular que bloquea las licencias, porque todo aquello que permita generar empleo tiene que ponerse en marcha. En segundo lugar, con el dinero que se dedica a derribar casas o tapiarlas, crear una bolsa de apoyo económico a la rehabilitación. Que todo el que tenga iniciativa reciba un 30, un 40 por ciento de apoyo público. Eso puede movilizar 10 o 15 millones de euros, lo que le daría seguridad de futuro.

¿De la avenida ni hablar?

Nosotros tenemos clarísimo que la avenida tal como estaba concebida no se puede desarrollar. Ese es un proyecto finiquitado, acabado, que no tiene ningún futuro y creemos que habrá que adaptar el Pepri a la orden ministerial.

Para los grandes proyectos se necesita mucho dinero. ¿Cómo gestionaría asuntos como el Parque Central, el PAI del Grao, el soterramiento de las vías...?

Lo primero que sorprende es que después de 23 años de gobierno del PP esos problemas estén ahí. Todo esto es producto del agotamiento. Pero desde nuestro punto de vista hay tres elementos que deben contribuir a relanzar esos proyectos. Primero, mayor exigencia ante la Generalitat y el Estado, porque las inversiones en Valencia han caído por encima de la media. Segundo, hablamos de lugares muy atractivos y ahí los inversores privados tienen que asumir su parte. Y en tercer lugar, el ayuntamiento tiene que aumentar las inversiones. No es posible que estemos invirtiendo un tercio de lo que invertía el último gobierno socialista. Nosotros creemos que, sin aumentar los impuestos, deberíamos ir a 100 millones de inversión anual, lo que permitiría adelantar algunas actuaciones o complementarlas.

Esas cosas dependen también de quien gobierna en las otras administraciones. ¿A qué le teme más, a la falta de dinero o a la confrontación política?

Yo sé que tendremos que gestionar con muy pocos recursos, que no nos vamos a encontrar los cajones llenos, sino una deuda enorme que ha llegado a los mil millones. Y respeto a la confrontación, quien más ha utilizado eso como instrumento político ha sido Rita Barberá. Y eso nos ha perjudicado mucho, porque se ha perdido mucho dinero. Por tanto, eso me preocupa, pero yo tengo claro que la confrontación se debe quedar en las urnas y en los hemiciclos.

Últimamente se habla mucho de movilidad. ¿Coche o bici?

Nuestra opinión es que debe haber un proceso de peatonalización progresiva del centro de la ciudad. Sé que es complejo y que hay que compatibilizarlo con las necesidades de los vecinos, pero es delirante que sigan pasando 30.000 coches diarios por debajo de la Lonja. De manera progresiva y dialogada, el primer anillo de la ciudad debe convertirse en una zona de paseo, de transporte público o de bicicleta.

Vamos a suponer que hemos terminado de trabajar y salimos a cenar o a tomar una copa. ¿Le gusta cómo está diseñado el ocio en la ciudad?

Yo creo que esto es un problema de equilibrio. Ni podemos hacer una inmensa sala de fiestas ni hay que ser demasiado restrictivo. Es evidente que una ciudad mediterránea tiene una actividad nocturna inevitable. Además no es negativo para la ciudad, porque la gente que nos visita lo quiere. Dicho eso, hay un derecho fundamental al descanso. Yo creo que a la gente joven hay que ofrecerle otras alternativas. El hundimiento de la actividad cultural en la ciudad genera distorsiones graves como el botellón.

¿Qué cambiaría o qué potenciaría de las Fallas?

Yo las Fallas siempre las analizo con mucho respeto, porque una actividad con 104.000 personas inscritas y pagando, lo primero que tenemos que hacer es respetarla. Además, proyecta la ciudad al mundo y genera recursos económico. Aún así, hay que buscar fórmulas para reducir la fricción con los vecinos. Se puede mejorar la gestión para reducir, por ejemplo, los cortes de calles. Pero yo resaltaría que son una aportación muy importante.

Es una aportación importante también en empleo. ¿Puede crear trabajo un ayuntamiento?

Sin duda. Nosotros manejamos varios ejes esenciales para reactivar la economía. La rehabilitación es un elemento central que, además, debe ser potenciada por la administración. En segundo lugar, creemos que se ha hecho muy poco en la transición energética de la ciudad. Es importante también aliarnos con el puerto para desarrollar la economía azul, potenciar actividades y servicios marítimos. Y tienen que existir políticas activas de empleo. Gastamos lo mismo desde que empezó la crisis pese a estar en una situación de emergencia.

Muchas iniciativas municipales están vinculadas, aquí y en otros sitios, a las nuevas tecnologías.

Es que otro elemento del empleo es convertir Valencia en un referente de empresas de base tecnológica. El ayuntamiento tiene patrimonio y posibilidades para aliarse con empresarios y científicos jóvenes que quieran trabajar en ese campo. Creemos además que habría que darles facilidades fiscales. Eso, junto con una inversión sostenida de cien millones al año, podría mantener o generar 7.000 empleos.

Para hacer todo esto se necesita mucho tiempo. ¿Una década, una legislatura...?

Nuestra intención es que en el primer pleno de julio del año próximo ya podamos poner en marcha muchas de estas medidas. No estamos dispuestos a que el cambio no se note, porque aquí falta impulso. Algunas medidas, como soterramiento de vías etc. sí necesitan tiempo, pero desbloquear las licencias en el Cabanyal permitiría incrementar la actividad inmediatamente. Hay que liberar las potencialidades de la ciudad, porque ahora el Gobierno municipal es un freno. Sé que es difícil, pero sé lo que hay que hacer con esta ciudad.

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