El arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, presidió ayer la «Missa d'Infants» e indicó que los valencianos han convertido «este conjunto de la plaza y la Basílica en lugar sagrado, pues los que vivimos aquí y los que vienen de fuera encuentran la hospitalidad de una Madre que acoge y ayuda: aquí sentimos el amparo de quien es la Mare de Déu dels Desemparats».

En la eucaristía, que por primera vez fue traducida por una intérprete al lenguaje de signos, se elevaron también plegarias específicas por las más de 200 niñas secuestradas en Nigeria. Con Osoro concelebraron un total de seis obispos, varios de ellos de la Provincia Eclesiástica Valentina, como Jesús Murgui, titular de la diócesis de Orihuela-Alicante; Vicente Juan y Salvador Gimenez, obispos de Ibiza y Menorca, respectivamente, además del obispo de Tortosa, Enrique Benavent; el titular de Málaga, Jesús Catalá, y el obispo emérito de Mondoñedo-Ferrol, José Gea Escolano, todos ellos valencianos.

En su homilía, el arzobispo alentó a «poner la vida al servicio de Dios y de los hombres; a tener como cimiento de todo nuestro vivir a Dios mismo, firmes en Dios» y también a «vivir en diálogo permanente e ininterrumpido con Dios, de tal modo que la oración se convierte en una necesidad para realizarnos como personas y para ir descubriendo que siempre es Dios quien toma la iniciativa y nos da lo que necesitamos».