­«Antes de la restauración, era imposible ver nada, la iglesia estaba negra, el trabajo realizado ha puesto al descubierto una riqueza cromática exquisita». Así resumía ayer el restaurador de los frescos de Miguel Ángel de la Capilla Sixtina, Gianluigi Colalucci, el resultado de la restauración de las pinturas de la iglesia de San Nicolás, en la Seu. Colalucci, que ha seguido de cerca esta intervención, destacó la «rapidez» con la que se ha hecho y auguró que «atraerá a más turistas». La restauración, que arrancó en 2014, se centra ahora en los remates de la sexta crujía y se inaugurará el 4 de febrero. Debajo de una espesa capa negra de suciedad y humo de las velas han aparecido con toda su riqueza cromática las escenas que Dionís Vidal pintó bajo la batuta de su maestro Antonio Palomino.

El sistema de iluminación con «leds» que se ha instalado en la iglesia realza las pinturas que repasan la vida de San Nicolás de Bari (el Santa Claus nórdico) y San Pedro y donde destacan la gran cantidad de ángeles.

En la recta final de la intervención, la directora de la restauración, Pilar Roig, explica que «ha habido muchas dificultades, hemos encontrado unas grietas enormes y la pintura en algunas zonas se había perdido». Como sistema de conservación preventiva se han instalado sensores en toda la bóveda para controlar en tiempo real las condiciones de humedad. Se ha instalado, además, un sistema de apertura y cierre automatizado de las seis ventanas de la bóveda que permitirá regular la temperatura en el interior del templo.

Pilar Roig aseguró ayer que el contraste entre el antes y el después en San Nicolás «es mayor que en la Capilla Sixtina porque allí las pinturas se veían y aquí no».

La restauración de San Nicolás es fruto del convenio suscrito en 2013 por la Universidad Politécnica de Valencia y el Arzobispado con el patrocinio de la Fundación Hortensia Herrero, que ha invertido 2,5 millones de euros en la restauración del interior y el exterior del templo. Colalucci destacó que en Italia uno de los países con más patrimonio histórico del mundo, el mecenazgo privado es habitual. La restauración de los frescos de la capilla del Vaticano la financió una televisión japonesa, que compró en exclusiva los derechos de grabación de la restauración, filmada de manera continuada durante los cuatro años que duró. La rehabilitación del Coliseo, actualmente en curso, la financia una marca de zapatos.

Colalucci destacó ayer el trabajo de Dioniso Vidal «en la arquitectura terrible de las bóvedas de San Nicolás» con gran cantidad de nervaduras, curvaturas y recovecos. Dionís Vidal se autorretrató en la bóveda de San Nicolás con su maestro señalando con cara de asombro el documento con las instrucciones del complicado encargo que tenía delante con casi 2.000 m2 de superficie pictórica. Un detalle más, dijo Colalucci, de la «gran belleza pictórica y calidad técnica» con que Vidal plasmó en San Nicolás el programa iconográfico de su maestro, Antonio Palomino.