Ya contamos en estas páginas, al narrar la historia de la fiesta de san Antón en la calle Morvedre que la olivera existente frente al convento de Canónigos Regulares de san Antón aparece en Don Quijote, en cuyo derredor giraban los huertanos con sus caballerías, según afirma Marcos Antonio de Orellana.

Es en el capítulo tercero, cuando Don Quijote hablando de aventuras con el dueño de la venta donde se hospeda «se había dado a aquel honroso ejercicio, andando por diversas partes del mundo buscando sus aventuras, sin que hubiese dejado los percheles de Málaga, islas de Riarán, compás de Sevilla, azoguejo de Segovia, la olivera de Valencia, rondilla de Granada, playa de Sanlúcar, potro de Córdoba, y las ventillas de Toledo, y otras diversas partes donde había ejercitado la ligereza de sus pies y sutileza de sus manos, haciendo muchos tuertos, recuestando muchas viudas, deshaciendo algunas doncellas, y engañando a muchos pupilos, y finalmente, dándose a conocer por cuantas audiencias y tribunales hay casi en toda España».

Opino que Orellana se equivocó al pensar esto. Cervantes debía referirse a la plaza de la Olivera o plaza de las Comedias, donde estaba el corral de las Comedias, lugar de fiestas y devaneos, zona de la actual calle Comedias. La Casa de las Comedias pertenecía al Hospital General, que se nutría de los beneficios de las representaciones teatrales que en ella se hacía y de los bailes de máscaras o carnaval.

Evitar «distracciones»

El diseño del segundo teatro edificado en aquel lugar fue obra del P. Tosca. El edificio quedó muy dañado en el terremoto de 1748 y el arzobispo Mayoral se las arregló para que fuera derribado con el fin de que allí ya no se hicieras fiestas ni representaciones que a su entender eran pecaminosas.

Los seminaristas y clero del vecino Colegio del Patriarca tenían por norma la prohibición de cruzar o deambular por la zona. Tres cuartos de lo mismo recaía sobre la Universidad «para evitar las Distracciones de los estudiantes y que no les sirva de tropiezo el tener próxima la Diversion, cuya prudente precausion, y advertencia no se tuvo presente quando se construyó dicha Casa en el año 1717». La plaza era utilizada también «para correr toros, y matarles en la misma Plaza, entrándoles por la Puerta de Russafa, cuya celebridad era por hacer fiestas a san Joseph, con cuya Invocacion hay altar (o dos altares) en dicha Plaza» .

En uno de los pasajes de Don Quijote un cura está empeñado en quemar los libros de la biblioteca de Don Quijote por considerarlos perversos, de los que sólo va a salvar Tirante el Blanco de Joanot Martorell, publicación que considera el mejor libro del mundo, (capítulo sexto) — Don Quijote expresó en algunas ocasiones su deseo de emular, incluso superar, al caballero Tirant lo Blanch— La Araucana de don Alonso de Ercilla; La Austríada de don Juan Rufo, jurado de Córdoba y El Montserrat de Cristóbal de Virues, poeta valenciano.

«Todos estos tres libros, dijo el cura, son los mejores que en verso heroico, en lengua castellana están escritos, y pueden competir con los más famosos de Italia: guárdense como las más ricas prendas de poesía que tiene España.»