Ausente unos días de Valencia, ya de retorno, recibo la triste noticia del fallecimiento de don Vicente Ferrer Beta. Mi vecino, amigo y párroco. Aunque conociendo su grave enfermedad, nunca quise pensar que su amabilidad, y su saber estar nos iba a faltar de manera tan temprana. Le conocí cuando a principios del año 2002, llegó a mi parroquia de San Agustín, tras una larga vida al servicio de la Iglesia valenciana en la comarca de Requena, y más tarde en Benaguacil.Asumió su nueva tarea en San Agustín con muchas cosas por hacer, su bondad, su entrega y señorío dejó siempre a quienes le antecedieron con un magnífico elogio: «he hecho lo que tocaba, y lo que a mí me correspondía hacer». Y lo hizo desde la sencillez y la alegría, como recuerda San Pablo. En su despacho, cuando le visitabas para pedirle algo, fuere una boda, un bautizo o cualquier otra cosa hasta su consejo, su presencia y alegría estaba siempre pronta a la cordialidad, a la simpatía para todos haciéndolo fácil hasta en las cosas más complicadas.Su educación exquisita, su elegancia, su señorío y su muy especial trato hasta con los más necesitados quedarán siempre en la memoria de quienes lo conocimos.

San Pablo, también dijo: «has corrido bien la carrera». Desde tu Fe, sabes que Dios tomó la decisión oportuna y que me consta, la aceptaste con la alegría, que tantos otros no hemos aprendido de tus grandes lecciones.

Que Dios te guarde.