El incendio de un colchón en una de las portezuelas de las Torres de Quart y el consiguiente daño al monumento han obligado a los responsables de la seguridad del mismo a trazar planes de prevención que impidan nuevos incidentes de estas características.

Estos días, las patrullas de la Policía Local vigilan el monumento para evitar que los indigentes acumulen enseres junto a las torres, de tal manera que si alguien vuelve a dejar colchones o cartones junto a la fachada inmediatamente se proceda a su retirada.

Ese celo se ha hecho extensivo a los propios funcionarios que custodian el monumento, alguno de los cuales ya ha tenido algún incidente por este motivo.

Como viene informando este periódico, los días de Navidad han sido muy negativos para el patrimonio de la ciudad. Antes de las fiestas se quemó la puerta románica de la catedral de València y ya en plenas fiestas ardió un colchón en una de las puertas de las Torres de Quart, afectando a la propia puerta y a la covacha que conduce a la misma. Al parecer, dos indigentes tuvieron una disputa y uno de ellos le quemó el colchón al otro.

Patrulla permanente

Tales circunstancias han obligado a los responsables municipales a reforzar las medidas de seguridad. En las Torres de Quart, en concreto, se ha potenciado la vigilancia policial con la intención de evitar que los indigentes vuelvan a acumular cartones y colchones junto al monumento, evitando así nuevos incidentes. En caso de detectarse material combustible, se comunica inmediatamente a los servicios de limpieza para que pasen a retirarlo.

Incluso los funcionarios que trabajan en las Torres de Quart se han implicado en esta faena. De hecho, una mujer fue insultada y amenazada por un indigente cuando le reprochó que montara allí su improvisada casa, han asegurado fuentes municipales.

Este elevado nivel de vigilancia se mantendrá por tiempo indefinido, ya que el frío y la necesidad de calentarse es otro de los factores de riesgo para los monumentos.

En el caso de la puerta románica de la catedral de València, el Arzobispado entiende que ha sido producto de una gamberrada, por lo que no ha querido darle mayor relevancia.

Quien sí ha mostrado su preocupación por todo lo que está pasando es la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de València, que no ve con malos ojos la instalación de cámaras de seguridad en los monumentos para evitar actos vandálicos.

Sería, en cualquier caso, una iniciativa que debería tomar la Concejalía de Protección Ciudadana y que requeriría de un complejo proceso administrativo, incluida una autorización final de la Comisión de Videovigilancia.

En la actualidad, en València únicamente hay cámaras de seguridad en el antiguo cauce del Turia con la finalidad de reforzar la seguridad de un amplio espacio verde que cada vez es más visitado y utilizado por los valencianos, para hacer deporte o por cuestiones de ocio, de día o por la noche.