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La pandemia arruina la batalla contra los plásticos en las playas de la Marina

Los intentos de acabar con los envases de un solo uso quedan aparcados - Los temporales de finales de marzo han vuelto a sacar al litoral de Xàbia residuos contaminantes como las toallitas

Plásticos escupidos por el último temporal en la Cala Blanca de Xàbia. a. p. f.

Plásticos de toda laya y condición. Botellas, tapones, corcho blanco (el poliestireno expandido que se desmiga en bolitas), sedales de pesca, envases... El confinamiento ha parado el mundo, pero el mar continúa escupiendo la basura que se le ha arrojado durante décadas. Las playas están desiertas. Nadie va a poner el grito en el cielo. Pero el último temporal de marzo volvió a escupir cientos de plásticos a playas como la de la Cala Blanca de Xàbia. Ahora no es esencial limpiarla. Las playas están cerradas desde que el Gobierno declaró el estado de alerta el pasado 14 de marzo. Todavía no se había retirado del todo la gran cantidad de basura que vomitó el temporal Gloria. Además, el mar ha vuelto a estar revuelto y ha sacado más y más plásticos. Ahí afuera sigue la emergencia que ahora con la sanitaria ha pasado a un segundo plano, la climática.

Las restricciones de desplazamientos en coche, el parón de la industria y el confinamiento han mejorado la calidad del aire en las ciudades y los pueblos. Pero al mar siguen llegando plásticos. De hecho, en los supermercados comentan que estos días ha aumentado la venta de verduras y frutas en bandejas. Antes del coronavirus, había campañas para reducir los plásticos de un solo uso. Las cadenas de supermercados incluso tomaban iniciativas en esta línea y sustituían las bolsas de plástico de la sección de frutas y verduras por otras textiles y reutilizables.

Pero la crisis sanitaria le da aire al plástico. La basura que ahora salpica las playas no se ha generado en esta emergencia del coronavirus. Pero ese tipo de residuos es el que ahora más se está vendiendo. Los vecinos han cargado botellas de agua mineral y de productos de limpieza del hogar, así como bandejas de carne y frutas y verdura (son de corcho). Además, al entrar a hacer la compra, se ponen los guantes que les dan los propios empleados. Toda medida de prevención es poca a la hora de evitar contagios. Este periódico ha podido comprobar estos días en Xàbia que muchos de esos finos guantes de plástico acaban tirados en el suelo y desperdigados en las inmediaciones de los supermercados. La concienciación medioambiental se ha relajado en estos tiempos de lucha contra la epidemia.

No tirar residuos al váter

Tanto es así que el Ayuntamiento de Xàbia ha tenido que hacer un llamamiento a la población para que no use el retrete para deshacerse de las dichosas toallitas húmedas y de trapos, guantes y mascarillas. Ya ha ocurrido que el alcantarillado se ha taponado.

Las contaminantes toallitas, que forman una pasta de celulosa que no se degrada y obstruye totalmente las redes de saneamiento, se venden ahora como churros. Y tirarlas al váter es lo peor que se puede hacer. El tramo litoral de piedra tosca del Primer Muntanyar que está más próximo al río Gorgos vuelve a estar salpicado de toallitas escupidas por el mar.

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