En el mundo del arte, el diseño o la comunicación se mueve como pez en el agua la más joven de la saga Dominguín-Bosé, Paola Nació en Madrid en 1960; ha sido modelo, actriz y presentadora, y ahora, cocinera ´youtuber´, junto a su hermana Lucía. Presenta estos días la línea cosmética que ha creado, Flor Roca, basada en ingredientes naturales, "que simboliza la belleza y la fortaleza de lo femenino, que se adapta a los cambios; y siempre va a intentar estar bella y florecer con sus colores", explica.

Para ella, la energía de la mujer no es distinta sino complementaria a la del hombre: "Está claro que nos necesitamos y nos atraemos. El problema surge cuando tratamos de invadir o controlar el espacio del otro. Pero en el único lugar donde hay diferencias reales y notorias es en la cama". Asimismo, piensa que "el cerebro del hombre es como un armario con cajoncitos que va abriendo según necesita lo que hay en el interior, y el nuestro es como una autopista en constante movimiento; eléctrica y variable". Entiende que estas idas y venidas de hombres y mujeres, si se está enamorada, son muy divertidas de descubrir. Aunque, añade, "yo, con entender lo que piensa uno solo de ellos, ya estaría satisfecha."

Confiesa que le atrae "el hombre que abraza; sobre todo cuando es eso lo que necesito". "Pero tu pareja -reflexiona-no es ni tu padre ni tu hijo; es tu compañero de viaje y tu cómplice. La mala herencia que hemos recibido las mujeres nos lleva a equivocarnos en esto, porque nos han educado para estar al servicio, que no es negativo en sí mismo, hasta que se convierte en obligación".

Defiende sus arrugas, "eso sí, hidratadas", comenta con un sonrisa, y cree que, para la mujer, "esa invisibilidad de la que tanto hablan, a partir de cierta edad, supone una enorme liberación si se encaja como tal". "Te perturba, pero, en realidad, eres invisible hasta que quieres dejar de serlo. A la única que tienes que gustar es a ti misma y, si lo consigues, acabas seduciendo a todo el mundo. Y se preguntan qué te pasa y dónde está el misterio. No lo hay. Estás bien en tu piel y entonces se te acercan como moscas, cuando no los necesitas, y cuando es al contrario te rehúyen porque tu insatisfacción les asusta", dice.

Detesta los chistes machistas, "no entiendo cómo no pueden respetar a la mujer", y, aunque valora la maternidad, no le asusta el síndrome de nido vacío. "Le dije a mi hija que el día que cumpliera 18 años, mamá se iba de casa, en lugar de ella", comenta divertida.