La sangría tradicional es la de color rojo, como el de la sangre a la que hace referencia su nombre, y una de sus innegables virtudes es la de congregar a su alrededor a un grupo de familiares y amigos en un ambiente cordial y distendido, compartiendo una comida o cena en un día o una noche de verano. Si nos apetece también podemos hacerla con vino blanco o con Cava, pasando a llamarse respectivamente clarea o sangría de Cava. Existen numerosas marcas comerciales que envasan estas sangrías, algunas incluso han ganado concursos en el apartado de bebidas a base de vino con aromas de frutas, pero también nos las podemos preparar nosotros mismos y sorprender a nuestros invitados con una bebida refrescante que puede estar deliciosa, todo dependerá de la calidad de los ingredientes empleados. También hay quien hace este tipo de preparados, ligeros, refrescantes y algo traicioneros, con sidra y con cerveza, calimochos aparte.

El calor del verano lo permite todo, o casi. Pero en el caso de la clarea, de igual forma que en la sangría de vino tinto, las frutas del tiempo deberán ponerse a macerar con el vino blanco en una jarra tapada dentro del frigorífico por espacio de dos horas, no más. Aquí combinan bien manzanas y peras, con rodajas de limón, el zumo natural de dos naranjas y una vara de canela. Y para edulcorar tendremos preparado un almíbar flojo o sirope hecho al fuego en un cazo con dos cucharadas de azúcar y dos de agua. Hasta aquí la fórmula de la clarea, a la que solo falta añadir el hielo, aunque siempre habrá el que incorpore un refresco gasificado de naranja en lugar del zumo natural y lo enriquezca con una copa de algún licor de naranja (triple seco) y ginebra.

En los bares de moda que frecuenta el «famoseo» de temporada se ha puesto de moda ofrecer carta de sangrías, variaciones sobre un mismo tema que combinan múltiples ingredientes en formulaciones más complejas de este popular coctel. Algunos bartenders ofrecen sangría azul de Champagne Moët & Chandon, a la que dan el color con curaçao y decoran con frutos del bosque. Otros restaurantes ofrecen sangrías de Chardonnay, de Rioja o de Priorat y algunos rematan con cachaça (sanguirinha) o con vodka (sanguiroska); también es posible sin alcohol, que se prepara con mosto; y hasta existe una receta para que los más inexpertos preparen su sangría, paso a paso, con las medidas exactas, en el robot de cocina Thermomix. Cuando este bálsamo incorpora bebidas espirituosas además del vino ya no se le debería llamar sangría, según la normativa, pero no nos vamos a poner puristas y vamos a dejar experimentar, porque de lo que se trata es de pasarlo bien y olvidarnos de los rigores del verano.