En la montaña quien siembra recortes, recoge cenizas

Patricio Simó

Patricio Simó

Hace solo unos días los bomberos forestales se manifestaban por las calles del centro de Valencia para pedir más recursos y mejoras salariales, entre otras reivindicaciones que llevan años sin ser atendidas por los diferentes gobiernos de uno y otro signo.

El título que encabeza este artículo, lo he recogido de una de las pegatinas que podía leerse en algunos de los cascos de los bomberos forestales que el pasado 16 de abril se manifestaban en Valencia.

Los camiones, como denunciaban los bomberos forestales tienen entre 25 y 30 años, cuando la vida útil de estos vehículos es máximo de 15 años.

Los partidos políticos utilizan los incendios para echarse la culpa unos a otros, pero lo cierto es que ninguno de ellos cuando han tenido la responsabilidad de gobernar ha hecho nada para atender las reivindicaciones de los bomberos forestales que cada año se juegan el tipo sofocando incendios. El PP y Vox siguen con la política de recortes, a pesar de que la Comunidad Valenciana es una de las más afectadas por los incendios forestales.

Unos incendios que cada vez se producen antes y son más virulentos. El último incendio de este año en Tárbena ha calcinado 650 hectáreas y la causa podría haber sido la quema agrícola de un agricultor.

Los incendios forestales son un riesgo durante todo el año y no solamente durante los meses estivales.

Desde el mes de octubre se han contabilizado 35 fuegos forestales en la Costera, la Canal y la Vall d’Albaida. Los doce siniestros declarados entre el 30 de enero y el 3 de marzo fueron intencionados, tal como recoge el periódico Levante EMV en su edición del pasado 20 de abril.

Este año va a ser especialmente complicado por la extrema sequía y las elevadas temperaturas que convierten el monte en una bomba de relojería.

El monte está sucio, no se limpian ni se hacen más cortafuegos ni se adecuan caminos rurales que permitan el acceso rápido de los bomberos y cada vez hay más cultivos abandonados. Cuando las tierras se cultivaban, el ganado pastaba por el monte que es el mejor antiincendios natural que existe y no había la despoblación que amenaza a muchos de nuestros pueblos de la España interior, la situación era otra bien distinta y los incendios eran más fáciles de controlar.

El ministerio para la Transición Ecológica cifra en 2.290 las hectáreas de cultivos abandonados el año pasado en la Comunidad Valenciana. La misma cifra de monte que ardió en el mes de noviembre en Montixelvo.

Campos que antes eran fértiles y ahora se han convertido en maleza y árboles secos, cargados de combustible para el fuego.

El abandono del campo se ha producido por la falta de rentabilidad de las explotaciones agrarias y donde la Comunidad Valenciana tiene el honor de encabezar el ranking.

La única forma de salvar el monte de los incendios es a través de políticas de prevención. Eso significa aumentar la plantilla de efectivos, de tal manera que trabajen durante todo el año y no de forma temporal, como se hace hasta ahora porque como se ha demostrado por efecto del cambio climático que algunos siguen negando, los incendios se producen cada vez antes y no solo durante el verano y son cada vez más virulentos y destructivos.