La última guida de Pablo Iglesias ha sido decir que espera que España sea como Grecia. Dios nos libre de que esto ocurra, perdón, Marx. Después de apoyar a regímenes totalitarios como Bolivia o Venezuela, Iglesias se felicita por el NO griego a las reformas impuestas por Bruselas en el referéndum del pasado domingo y afirma que en Grecia ha triunfado la democracia.

¿Qué pasa entonces, que si hubiera ganado el SI, ya no hubiera sido democrático?. Así entienden ellos la democracia.

Antes de la llegada de Tsipras al poder ,la economía helena estaba creciendo, tímidamente, pero había abandonado la recesión. Las cifras de paro estaban reduciéndose y la gente empezaba a ver la luz al final del túnel.

Hoy la situación en Grecia, todos la conocemos. Corralito. Bancos cerrados. Restricciones para poder sacar dinero. La principal fuente de ingresos del país que es el turismo ha caído estrepitosamente. Hay mucha penuria. No diré lo que ha dicho Pablo Casado, que, además, de exagerado me parece incierto, de que en Grecia reina el caos y la anarquía, pero sí, desde luego, que o se retoman las negociaciones con la troika o la situación puede empeorar aún más.

Nadie entiende que Tsipras se levantara hace unos días de la mesa de negociación y convocara el referéndum y hoy acepte unas condiciones más leoninas, que excluye la quita de la deuda, una de sus principales reivindicaciones.

Sin embargo, a pesar de todo este caos que se respira en Grecia, tanto económico como social, al señor Iglesias parece gustarle. También a la extrema derecha, xenófoba y antieuropea, que aplaude el mismo discurso de Iglesias.