¿Dónde está la Europa solidaria de la que tanto nos hablaban? La Europa de los Derechos Humanos. La Europa de las oportunidades. La Europa de la igualdad. La Europa de la libertad. Es estremecedor y angustioso ver cómo cientos de miles de refugiados huyen del horror de la guerra en sus países de origen como Siria, Irak, Libia o Afganistán y aquí en la Europa rica, opulenta y próspera no seamos capaces de dar solución al grave problema de la crisis migratoria que se nos avecina, enfrascados como estamos en la crisis China, el euro, la prima de riesgo, el precio del petróleo o el déficit público. Levantamos muros y vallas en lugar de abrir fronteras. Repatriamos a los inmigrantes que de forma irregular entran en nuestros países, jugándose la vida y que no buscan otra cosa, que salir de la miseria en la que viven y buscar un futuro mejor, sin darnos cuenta de que nos podría pasar a cualquiera de nosotros, que por circunstancias hubiera nacido en uno de esos países, pero por fortuna no ha sido así.

Queremos una Europa solidaria, que anteponga las personas a la economía. Más humana y solidaria. Que defienda los derechos de las personas en lugar de conculcarlos y violentarlos.

La oleada de inmigrantes que está tratando de llegar a Europa por diferentes puntos está provocando en algunos países como Alemania o Francia, el auge de los partidos de extrema derecha. Las concentraciones de partidos neonazis son cada vez más frecuentes y el odio hacia el inmigrante se recrudece.

Vivimos el mayor éxodo humanitario desde el final de la Segunda Guerra Mundial y esto exige por parte de los Veintiocho respuestas eficaces y urgentes.

Y más si cabe, cuando Europa y todo Occidente tienen mucha parte de culpa de haber creado un auténtico polvorín en Oriente Próximo y en el norte de África.