Cuando falta menos de un mes para las elecciones del 27-S, el presidente Artur Mas guarda silencio y sigue sin dar explicaciones en el Parlament, que es donde tiene que comparecer de forma urgente para dar cuenta sobre las presuntas comisiones ilegales de CDC.

Todos los grupos de la oposición se lo han pedido, incluido, sus socios de gobierno, los republicanos de Oriol Junqueras, pero el Molt Honorable sigue dando largas y escudándose en el victimismo anti catalanista.

Lo que estamos viviendo estos días en Catalunya sería impensable que ocurriera en cualquier país democrático de nuestro entorno, donde por mucho menos dimiten o son cesados de sus cargos, al margen de la responsabilidad penal de sus delitos.

El señor Jordi Puyol retirado en su lujosa mansión de Queralbs en el Pirineo de Girona después de reconocer que tenía dinero sin regularizar en España, nada dice de su dudosa procedencia y su discípulo Artur Mas que sigue los mismos pasos que su mentor.

Mientras todo esto sigue sin aclararse, hay convocadas unas elecciones para el próximo 27-S a las que el señor Mas, saltándose todas las legalidades habidas y por haber, quiere dar el carácter de plebiscitarias, con la única intención de declarar la independencia de Catalunya y en todo este despropósito, quiere incluir también a mallorquines y valencianos.