Como era de esperar, el presidente Artur Mas durante su comparecencia en el Parlament no ha dejado nada en claro sobre el presunto cobro de comisiones ilegales y en lugar de asumir responsabilidades, ha echado balones fuera y atribuye los registros de la Guardia Civil en la sede de CDC a una conspiración del Estado para sacar rédito electoral.

No se puede ser más cínico ni más torticero. Al final, el señor Mas va a resultar una víctima del sistema. He oído a muchos políticos acusados de corrupción utilizar los mismos argumentos peregrinos.

El tema de las comisiones ilegales es vox populi y se remonta a los orígenes de la fundación del partido con el caso Banca Catalana de trasfondo, donde varios jueces y fiscales pidieron el procesamiento de Jordi Pujol y de otros consejeros por malversación. Al final el caso fue sobreseído por la Audiencia de Barcelona en una decisión con claros tintes políticos.

Ya se lo dijo muy clarito, el ex president Pascual Maragall: "Ustedes tienen un problema y se llama 3%". También en aquella ocasión, el señor Mas entonces en la oposición, acusó al líder de los socialistas catalanes de perder los papeles.

Sin que sirve de precedente, tomo prestadas las palabras del presidente Mariano Rajoy que me parecen muy acertadas. "Ya está bien de echar la culpa a los demás y no asumir responsabilidades".