Una imagen vale más mil palabras. La fotografía del niño sirio ahogado en aguas del Mediterráneo mientras trataba de huir del horror de la guerra ha dado la vuelta al mundo y ha despertado nuestras adormecidas conciencias.

Pero por desgracia, el caso del pequeño Aylan no es el único ni será tampoco el último. Cientos de subsaharianos mueren todos los días tratando de huir de la miseria de sus países, entre ellos, mujeres embarazadas y niños y, sin embargo, ha sido ahora cuando hemos visto el cuerpo sin vida del pequeño Aylan de apenas 3 años, cuando hemos empezado a darnos cuenta del alcance de la tragedia, que sufren ciento de miles de personas en todo el mundo.

A raíz de este terrible suceso, los gestos de solidaridad se suceden. En Europa y también aquí. Ciudades como Barcelona o Valencia, ya han dado pasos en este sentido para acoger a refugiados sirios mediante la apertura de corredores humanitarios y confían en que el gobierno amplíe el cupo de 2.739 que tiene asignados hasta ahora, menos de la mitad de lo que pide la Comisión Europea.

No esperemos a que otra fotografía nos recuerde el drama que viven miles de personas en todo el mundo. Actuemos antes y de forma coordinada y decidida.