Este pasado sábado día 10 hubo una comida de despedida en el campo de tiro de Vallada a la que no pude asistir y que puso fin a la temporada de tiro al plato por este año. En febrero volverá a abrir sus puertas, como viene siendo habitual.

El campo de tiro El Tollo, como otros campos de tiro, como es el caso también de Muro de Alcoi, cierra sus instalaciones temporalmente, cuando comienza la temporada de caza menor y vuelve a abrir sus puertas una vez finaliza esta, allá por el mes de febrero, cuando termina el tordo. Muchos tiradores son a su vez cazadores y cuelgan en el armero el chaleco, los cascos y la escopeta de tiro para coger la repetidora y se olvidan del plato durante unos meses.

Como decía al principio, no pude asistir a la comida, que debió resultar muy suculenta y copiosa como es habitual en este tipo de celebraciones, pero sí a los entrenamientos. En esta ocasión, me acompañó mi mujer, Dolores y sus dos hijos, Pablo y Marta, que era la primera vez que venían y presenciaban una tirada de plato. También vinieron con nosotros Mauro y su amiga Belén.

Pablo estuvo en la cancha a mi lado las dos series, sin perder detalle. El 25 se lo apuntó Josep Lluís en la primera serie de la tarde. Está en racha. Yo me anoté un 24 y un 23. Otros días se da peor. Cuando terminamos, Pablo ya me estaba pidiendo que le comprara una escopeta. De hecho, al día siguiente estuvimos en la finca de un amigo mío, probando el plomeo de un par de escopetas. Dos joyas: Una Purdey con un a grabado espectacular y una Víctor Sarrasqueta, de pletinas largas que es un rifle express, calibre 500 NE ( Nitro Express), lo más en los rifles de caza mayor, un calibre "africano", pero con dos juegos de cañones. Probamos un par de cartuchos de 36 gramos a una distancia de 35-40 metros. Uno con taco de fieltro y otro de plástico. La diferencia entre uno y otro era notable. Me gustó más el primero que el segundo. Ambos con perdigón de séptima. La Purdey con un choque muy cerrado, prácticamente full y full, hizo un plomeo más homogéneo y concentrado. La Sarrasqueta con un choque más abierto, tres y una, hizo un plomeo más irregular y disperso. De ahí la importancia de plomear siempre un arma antes de salir al monte para conocerla mucho mejor. El plomeo no sólo nos indica la concentración de perdigones sino también si hacemos el tiro alto o bajo. Esto nos permitirá ser más efectivos en los disparos y, sobre todo, saber por qué fallamos.

Pablo estuvo practicando con una escopeta de perrillos de 15 mm, que le dejó Mauro, de momento a pieza parada, aunque ya me pidió que le lanzara un bote al aire y no erró ningún disparo. Tiene mucha afición. Marta y mi mujer Dolores, ya recuperada de un gripazo que la mantuvo convaleciente un par de días en la cama a base de frenadol también se animaron e hicieron blanco en su primer y único disparo.

No tuvimos mucho más tiempo para seguir practicando porque a las dos nos esperaba mi hermana Patricia en su casa para comer y nos agasajó con un delicioso cocido, como lo preparaba mi madre: con tomate picado y ajo para acompañar la carne.