Tras un otoño inusualmente cálido y seco, sigue sin llover y la amenaza de una prolongada sequía puede echar a perder los cultivos de cereales de invierno como trigo, avena, centeno y cebada.

A la preocupante falta de agua se ha unido un problema añadido como es la aparición de plagas como consecuencia de un calor impropio para esta época de año, que en otras circunstancias hídricas más favorables no hubieran aparecido. Es el caso del gusano del alambre, que ha dañado cosechas en Extremadura y Castilla y León, como han explicado desde Asaja.

Los pronósticos meteorológicos no son muy halagüeños para el Levante español y no se prevén lluvias en los próximos días. Los embalses españoles están al 55% de su capacidad, 15 puntos menos que hace un año.

Los agricultores valencianos están temerosos de perder buena parte de sus cosechas después de la inversión que han hecho para sacar adelante sus explotaciones.

Si a eso añadimos, el retraso en la ayuda por el Pago Único, que muchos agricultores todavía no han percibido debido- según la explicación que se dio desde Conselleria- a los problemas derivados del sistema informático, lo cual obligó a prorrogar el plazo de presentación de ayudas y a demorar los pagos, hay pocas esperanzas para el optimismo.

Aunque cada vez son mayores las explotaciones de regadío, que se han multiplicado por 21 desde 2002 hasta llegar a los 1,6 millones de hectáreas actuales, más del 90% de la superficie agraria española sigue siendo secano por lo que el factor climatológico es fundamental para la viabilidad de muchas explotaciones agrarias.