Pedro Sánchez ha hecho un llamamiento a una "gran coalición progresista", si fracasa la investidura de Rajoy, que, obviamente, no cuenta con los apoyos suficientes para sacar adelante su investidura, sin el respaldo o la abstención del PSOE y de Ciudadanos, con lo cual está abocada al fracaso.

El empeño del señor Sánchez para formar un gobierno de izquierdas como alternativa al Partido Popular es muy legítimo y honorable. Nada que objetar en este sentido. Sin embargo, la cosa empieza a tener cierta enjundia, cuando en ese pacto en nombre de la izquierda se quiere incluir a formaciones como Podemos, que quiere celebrar un referéndum de autodeterminación en Cataluña, que no condena las dictaduras y que no se ha sumado a las palabras de condena contra el régimen de Maduro ni ha firmado el pacto antiyidadista; ERC, partidaria de una declaración unilateral de independencia y de incumplir las leyes que nos afectan a todos los demás; Democracia i Llibertad, el nuevo partido de Convergència Democrática de Catalunya, que ya ha dicho que no descarta apoyar la investidura de Pedro Sánchez o de Bildu, que no ha condenado el terrorismo etarra ni ha perdido perdón a sus víctimas y defiende la independencia de Euskal Herria. Una peligrosa amalgama de partidos nacionalistas, radicales y antisistema ,que choca frontalmente con los principios socialdemócratas y europeístas, que siempre ha defendido el PSOE.

Que me perdonen los llamados pseudo progresistas, pero yo no quiero para mi país una gran coalición de izquierdas con semejantes compañeros de viaje.

Quiero un pacto con los que defienden las libertades, los derechos sociales, la igualdad de oportunidades entre hombre y mujeres, la unidad de España, los que apuestan por una educación y una sanidad pública, universal y de calidad para todos. Los que defienden el derecho a un trabajo y a una vivienda digna. Los que amparan y defienden una ley de dependencia que ayude a los más necesitados y se acuerde de nuestros mayores. Los que defienden el marco constitucional y defienden el espíritu de la Transición. Ahí sí que me encontrarán siempre. Pero no con los que quieren romper todo lo que hemos construido durante todos estos años y que han hecho de España un país modélico en muchos aspectos y en el que me alegro de haber contribuido modestamente con mi pequeño granito de arena.