Si todos los partidos apelan a una nueva forma de hacer política y de regeneración democrática, algo que suscribo y comparto, no entiendo la postura del PSOE de hablar con todas las fuerzas políticas, salvo con el PP. No hacerlo es dar la espalda a más de 7 millones de ciudadanos que han votado al PP. Creo que del pique entre el señor Rajoy y el señor Sánchez, los españoles no tienen ninguna culpa. Si de ese diálogo que es necesario, no sale ningún tipo de acuerdo, no pasa nada, pero, al menos, se habrá intentado, porque escuchar en política siempre es importante, sobre todo, cuando entre el PP y el PSOE sigue habiendo puntos de encuentro esenciales en muchas cuestiones. Y cuando digo diálogo no excluyo a nadie.

Ir con el no por delante como hizo Pedro Sánchez nada más reunirse con Mariano Rajoy, tras el 20 D, dice muy poco del talante negociador y conciliador del líder socialista, que no pone peros, sin embargo, para hablar con otras fuerzas políticas como Podemos, que es muy legítimo, pero que más que un partido progresista está más cerca de posicionamientos marxistas - leninistas que socialdemócratas.

Yo no entro en si el PSOE debe apoyar o abstenerse en la investidura de Rajoy, incluso de votar en contra, que parece ser que es lo que van a hacer, pero lamento profundamente como demócrata esa negativa continua a sentarse a hablar con el partido Popular que, además, ha ganado las elecciones. Luego habrá margen para el acuerdo o no, pero no se puede despreciar de esa manera tan ruin al adversario político. "Si no se va a presentar a la investidura, lo mejor es que se vaya a casa", le ha dicho un altivo Pedro Sánchez a Mariano Rajoy.

Si ha empezado el tiempo de la nueva política, todos deberían empezar a poner de su parte. Nos iría mucho mejor.