Antes de que Pedro Sánchez se aventure a formar gobierno con Podemos y con los nacionalistas, que observe con detenimiento, lo que está ocurriendo en Portugal con el Gobierno de António Costa, que tiene que hacer malabarismo con sus socios de gobierno- PC y Bloco- y a la vez contentar a Bruselas, aunque a sus aliados poco les importa cumplir con la troika.

A parte de revertir todas las medidas del anterior ejecutivo de Passos Coelho, que estaban empezando a dar sus frutos, como ocurrió en Grecia antes de llegar Syriza, António Costa se ha comprometido a no sobrepasar un 2,6% de déficit para cumplir con las exigencias de Bruselas, que para pueda alcanzarlos y no sobrepasarlos va a tener que ir acompañado de fuertes recortes sociales, aún en el caso de que la economía crezca el 2,1%, que es la estimación que ha hecho el Gobierno para 2016 frente al 1,5% que pronostica el FMI. ¿Cómo van a digerir esos recortes sus socios de Gobierno?

¿Cómo esperan llegar a ese objetivo de déficit, si en dos meses de gobierno socialista se ha disparado el gasto público? Han aumentado el salario mínimo, reducido el IVA, actualizado pensiones, descongelado el sueldo de los funcionarios y otras serie de medidas encaminadas a engordar el déficit público. En economía resulta difícil compaginar más gasto con equilibrio presupuestario.

También en España, Bruselas exige al nuevo ejecutivo que salga de las urnas recortes por valor de 9.000 millones de euros. ¿Cómo piensa Pedro Sánchez afrontar esos recortes, él, precisamente, que ha sido paladín del estado del bienestar y de las políticas sociales y que ha crucificado metafóricamente hablando a Rajoy por aplicar unos recortes brutales que se han cebado sobre los más débiles? Y más difícil aún ¿Cómo piensa convencer a sus socios de Gobierno de que tiene que meter la tijera para cumplir con el objetivo de déficit?

¿O su autoproclamado vicepresidente y camarada Iglesias declarará ilegal toda la deuda y dejará de pagarla? Si eso ocurriera, de hecho iba en el programa inicial de Podemos, aunque luego fue moderando su discurso, no sólo dejarían de financiarnos, con lo cual no podríamos hacer frente a las nóminas de funcionarios, es decir, maestros, médicos, jueces, policías, etc., etc., sino que, además, habría riesgo de corralito como ocurrió en Argentina o más recientemente en Grecia. Donde, por cierto, gobiernan los amigos de Pablo Iglesias y aplicando recortes.

Todo esto debe valorarlo muy seriamente Pedro Sánchez porque no se trata sólo de ser investido presidente. Nos jugamos mucho. Por delante hay cuatro años en los que hay que gobernar y tomar decisiones y lo va a tener muy difícil. Tenemos muy cerquita el ejemplo de Portugal, no hace falta irnos más lejos. Basta con echar un vistazo al programa de Podemos para darse cuenta de ello. ¿Qué sintonía puede tener con un partido que no ha condenado la dictadura de Venezuela y que, además, votó junto a IU, otro de sus aliados, una resolución apoyada por los cuatro principales grupos del Parlamento Europeo en contra de la liberación de los opositores venezolanos, Ledezma, López y Ceballos encarcelados por el régimen de Maduro? Un partido que presuntamente ha recibido dinero de Irán y Venezuela. Quiero penar que ninguna.