En esa obsesión casi enfermiza que tienen algunos políticos de nuevo cuño por retirar del callejero cualquier vestigio franquista, el Ayuntamiento de Madrid ha ido más lejos aún si cabe y ha incluido en el listado no solo a los facinerosos que apoyaron a Franco sino también a intelectuales y artistas como el pintor Salvador Dalí, el poeta de la Generación del 27, Gerardo Diego o el escritor catalán Josep Pla. En algunos casos ha sido suficiente el encuentro personal con el dictador, aunque no hubiera afinidad política alguna con el régimen, como es el caso del torero Manolete para borrarlos de la topografía callejera y si pudieran también de la historia reciente.

La cátedra de Memoria Histórica de la Universidad Complutense de Madrid, que colaboraba con el Ayuntamiento de Madrid y al que asesoraba hasta hace bien poco, ha elaborado una lista con los nombres de los personajes, que a su juicio, y atendiendo a criterios históricos deben ser eliminados del callejero por su vinculación con el franquismo. En ese listado aparece el nombre de militares sublevados franquistas junto al de artistas, intelectuales, toreros, filósofos, políticos, periodistas, dramaturgos, empresarios, músicos e incluso científicos, como es el caso de Juan de la Cierva.

En ningún momento se ha tenido en cuenta la talla intelectual de estos personajes sino que la criba se ha hecho atendiendo sólo a criterios ideológicos.

A la hora de quitar o poner calles, igual valdría la pena poner números y así nos evitaríamos entrar en gastos innecesarios, pero si se decide poner el nombre de algún intelectual o artista de la época debería prevalecer siempre el talento y la aportación que cada uno de ellos ha hecho a la cultura de este país al margen de su ideología , como en el caso, por ejemplo, del escritor Josep Pla, que ha sido considerado de forma unánime como el prosista más importante de la literatura catalana contemporánea. Si simpatizó con la Falange es lo de menos o, al menos, no debería ser un factor excluyente porque en ningún caso participó en las atrocidades que cometió el bando franquista.

Es un auténtico despropósito, que se niegue calles a quienes han hecho méritos suficientes para que su nombre permanezca y no sea borrado de un plumazo de la historia por cuestiones ideológicas. Igual de reprobable y maniqueísta me parecería, que se le negara una calle, una avenida o un monumento a Rafael Alberti , García Lorca o Miguel Hernández por el hecho de haber sido comunistas. Lo importante es el legado intelectual y artístico que han dejado a muchas generaciones, independientemente del bando en el que lucharon. Yo les sigo admirando y leyendo por encima de las ideologías.

El disparate es tan mayúsculo y absurdo que hasta el PSOE ha pedido explicaciones por la retirada de un monolito dedicado a la figura de Enrique de la Mata, ministro de Adolfo Suárez. ¿Se reuniría también con Franco?. O ya puestos: ¿Tendremos que derruir parte del Teatro Real que Franco reinauguró en 1966?