No sólo en el programa económico de Podemos no cuadran los números sino que su puesta en marcha abocaría a España a una mayor recesión, como ya ha ocurrido en Grecia, donde para los podemitas comenzaba el cambio. Un cambio que lejos de traer prosperidad y avances al país heleno sólo ha acarreado huelgas generales y amenazas de un nuevo corralito.

Syriza no sólo ha aplicado brutales recortes y se ha sumido a las exigencias de la Troika sino que, además, el país está de nuevo al borde del caos social y económico y de un nuevo rescate.

Los podemistas que se creen más listos que nadie plantean en su programa económico una flexibilización del déficit público, al que Bruselas ya ha dicho que NO.

Podemos plantea aumentar el gasto público en 96.000 millones de euros en 2019, para lo cual espera ingresar 68.700 millones más, que vendrían de un aumento de los impuestos fundamentalmente en IRPF, Patrimonio, Sucesiones y lucha contra el fraude fiscal. En este último capítulo esperan recaudar 12.000 millones de euros.

Si la apuesta de Bruselas es la lucha contra el déficit público y su cumplimiento, la formación de Pablo Iglesias apuesta por todo lo contrario, es decir, aumentarlo.

A priori parece suicida la propuesta de Podemos, que prefiere apostar por políticas comunistas en lugar, por ejemplo, de lo que ha hecho EEUU, cuya política económica no solo ha creado empleo (8 millones desde 2009) sino que también ha reducido el déficit público hasta el 3% del PIB, sin amenazas de impago ni revoluciones comunistas, que ya sabemos muy bien a qué conducen y que final tienen: más desigualdad y más pobreza.