La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha pasado de ser una ferviente defensora de las causas sociales a calificar la huelga de metro de "desproporcionada". Ya no cuestiona tanto la opacidad en TMB, la subida de las tarifas a los usuarios o el sueldo de sus directivos. Ahora ha tenido la oportunidad de ser transparente y romper con la opacidad que tanto criticaba y lo único que ha hecho ha sido airear el sueldo de los empleados de la empresa pública, para decir poco menos que tienen un sueldo justo y que no se quejen.

He oído a dirigentes populares dirigirse en los mismos términos cuando ha habido una huelga, pero nunca esperaba escucharlo en palabras de Ada Colau, antigua activista y fundadora de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, que ha pasado en poco tiempo de jalear las huelgas a considerarlas poco menos que desproporcionadas. No me extrañaría verla dentro de poco defendiendo la ley mordaza o los desahucios.

Es sorprendente las explicaciones que se dan, según seas protagonista o mero observador de la noticia. No es lo mismo ver el toro desde la barrera que bajar a la arena y torearlo.

Tiempo atrás, la ahora alcaldesa de Barcelona hubiese salido en defensa de los trabajadores del metro, reclamando mejoras en las condiciones laborales y económicas de este colectivo. Ahora que le toca gobernar dice que cuenta con un presupuesto muy limitado para no atender las reivindicaciones de los empleados públicos.

De momento, la huelga continúa tras no haber llegado a ningún acuerdo entre la empresa y los trabajadores.

Ahora tendremos la oportunidad de ver si la alcaldesa es igual de hábil con el megáfono y parando desahucios, que gestionando una huelga como la que tiene encima de la mesa y a la que de momento no ha sabido darle solución.