La alcaldesa de Barcelona Ada Colau, pasará a la historia no como una buena gestora de su Ayuntamiento sino como una persona que ha ejercido el cargo municipal haciendo gala de un populismo y de un sectarismo trasnochado.

Su cargo como alcaldesa le obliga a representar a todos los catalanes y no sólo a los que abogan por la desmilitarización y la supresión del ejército.

El desplante, la mala educación y la grosería con la que trató a los dos militares que educadamente se acercaron a saludar a la primera edil ha sido criticada duramente por todos los partidos que no entienden el tono y las malas maneras empleadas por Ada Colau , excepto, claro está, por Podemos.

Un ejército como el español, profundamente democrático y moderno y una de las instituciones mejor valoradas por los españoles, muy por encima de políticos como la señora Colau.

Un ejército que está presente en labores humanitarias y de pacificación, bajo mandato de la ONU en países como Afganistán, Líbano, Libia, Turquía, Malí o Somalia. En la actualidad hay 2.100 militares desplegados en 14 operaciones internacionales. También la Armada está participando activamente contra la piratería en el Mediterráneo con centenares de efectivos.

¿Es este el ejército que no quiere la señora Colau? Un ejército que vela por nuestra seguridad y la de sus conciudadanos.

Las Fuerzas Armadas Españolas cuentan, además, con un cuerpo especializado para grandes catástrofes como incendios, inundaciones o nevadas como es la UME (Unidad Militar de Emergencias), gracias a cuya labor se han salvado muchas vidas humanas, y está presente en multitud de siniestros.

Las fuerzas armadas son, además,una alternativa laboral tan diga como cualquier otra.

Hace pocos días se daba la paradoja de cómo la Guardia Civil salvaba de una muerte segura a un grupo de montañeros, ex miembros de ETA, que al ver a la benemérita gritaron. !Viva la Guardia Civil!. A mí no me duelen prendas en gritar: !Viva el Ejército!